Fuego amigo

El cielo puede esperar

A nadie extraña ya que miembros de la Iglesia sean acusados y condenados por pederastia y otros delitos sexuales, como acaba de ocurrir con el cura Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo. Los desarreglos hormonales y los impulsos delictivos afectan por igual a curas y periodistas, médicos y albañiles, policías y ladrones. A lo único que no nos acostumbramos, por más que nos haya dejado de sorprender, es que un guardia civil de la brigada antidroga se descubra como un capo de la introducción de cocaína en España, que un médico envenene lentamente a sus pacientes, o que un cura, el encargado de absolver nuestros pecados, sea un delincuente reincidente y alevoso.
Las denuncias contra los abusos de san Josemaría, el fundador de la otra "secta" ultracatólica, nunca llegaron a prosperar, pese a que hayan corrido ríos de tinta con los relatos de los afectados. Lo de Marcial Maciel, por lo que vemos ahora, no son ríos de tinta, sino océanos de denuncias que producen sonrojo leerlas y una cierta desazón por la gravedad de los hechos.
En ambas organizaciones ultras hay un hilo común que les obsesiona: alcanzar la santidad. El dinero y el poder acumulado por el Opus Dei solventó el problema en un tiempo récord. Pero los legionarios lo tienen crudo. El que el papa (creo que se la tenía jurada desde sus tiempos de jefe de la Inquisición, hoy Congregación para la Doctrina de la Fe) haya suspendido en sus funciones a Maciel, siginifica inequívocamente que le cierra para siempre sus pretensiones de subir a los altares. Como mucho, se tendrá que conformar conmigo, y algunos de vosotros que yo me sé, en un lugar inmundo de gallinero en el Cielo, donde en castigo nos tocará columna en esa juerga eterna que debe de ser la contemplación de dios. ¡Ah! Pero no todo está perdido, todavía se barrunta una salida honrosa: los legionarios mexicanos, donde nació la secta, llevan ya muchos años impulsando el proceso de beatificación... de la madre de Maciel. No entiendo mucho de eso pero creo que en la escala hacia el cielo han conseguido hacerla Venerable, que debe de ser un escalón anterior al de Beata. Al menos salvan lo muebles.

Lo que más llama la atención es que sea el Vaticano quien castiga al cura delincuente con penas "espirituales", y no sea la justicia ordinaria quien le meta mano, en el peor sentido de la palabra y no como a él le gustaría.
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(Meditación para hoy: los Legionarios de Cristo tiene ilustres representantes en los más rancio de nuestra derecha y en la Universidad. ¿Qué pensarán de todo esto los Acebes, Michavila, Ana Botella...? ¿Verdad que la política de los gobiernos de Aznar se explica un poco mejor a la luz de cómo sus gobiernos y entorno familiar estaban infiltrados de tan cristiana influencia?

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