Fuego amigo

Los periodistas no deberían andar sueltos

En los próximos meses, hasta las elecciones generales (me encanta esto de la democracia, en que hasta la derecha espera el resultado de las generales y no como antes, que confiaba más en los generales) se nos va a acumular el trabajo a todos. Si os digo la verdad, no me gustaría verme en la piel de un periodista, haciendo todo el día el recado del señorito, girando en una rueda de prensa sin fin. Que dice Rajoy que cero Zapatero. Que dice Zapatero que piscina para todos. Que dicen Durán y Lleida, los dos, que la selección española de fútbol no tiene cataplines para enfrentarse a la catalana. Y así. Por eso, en esta etapa de mi vida, me he apuntado al partido columnista, donde me he elegido secretario general, tesorero y militante de base.

Esto me salva de actuar de periodista porque la profesión se ha convertido en el juego de las sillas, que es como la ruleta rusa, pero al revés. En la ruleta rusa, das vueltas al bombo de un revólver cargado con una bala y te disparas en la frente. Siguiendo a Woody Allen, tienes una posibilidad entre seis de levantarte la tapa de los sexos (mi órgano favorito). En el juego de las sillas, hay siempre una menos que jugadores. Si no andas rápido o tropiezas, cuando tocan el silbato, te puedes encontrar con que tu puesto de trabajo lo ocupa ya un becario complaciente.

Son tiempos de alineamiento. Los niños con los niños y las niñas con las niñas en los colegios de los ultras cristianos. Cada periódico busca su lector natural y cada lector necesita afirmar su fe en su periódico de cabecera.

El problema se agrava cuando no sabes qué defienden los periódicos y los partidos juegan al despiste. El PP sólo se pregunta dónde está el centro en período de elecciones, olvidando que está justo a su izquierda. El PSOE necesita que los banqueros le confirmen que la izquierda no está reñida con el beneficio empresarial. Mucha gente se cree todavía que El Mundo es de izquierdas o que la COPE está inspirada por Dios. El País, como bien dijo Felipe González, se ha convertido en el fuego amigo contra Zapatero. Y ahora viene el diario PÚBLICO, en el que escribe gente como yo. No sé a dónde vamos a ir a parar.

Más Noticias