Fuego amigo

No hay nada que desuna tanto como una bandera

Para los coleccionistas de las contradicciones en sus términos, como inteligencia militar, democracia cristiana, o guerra preventiva, ahí va la última: el presidente de la Comisión de Amistad de los Senados de España y Marruecos (fíjense bien en el término "amistad"), el marroquí Yahya Yahya, ha convocado una concentración para tomar el día 10 de diciembre la isla de Perejil, uno de los "territorios ocupados" por España. Una parodia de aquella marcha verde de Hassan II para ocupar el Sahara Occidental aprovechando la agonía de Franco.

No sé si la diplomacia conseguirá parar a tiempo la astracanada. Pero es propio de la naturaleza de los ultra nacionalismos el exceso en la gesticulación, para ocultar la propia incompetencia de los salvapatrias, aprovechándose de un lenguaje primario como es el sagrado subterfugio de la patria en peligro.

El venezolano Hugo Chávez sabe mucho de esto, experto en esgrimir el mensaje del nacionalismo bolivariano en las horas de incertidumbre sobre un referéndum que teme perder.

José María Aznar también tuvo su momento de gloria con aquel subidón de nacionalismo en defensa de la isla de Perejil usurpada por los ejércitos marroquíes armados hasta los dientes. "Al alba, y con tiempo duro de levante..." (Trillo dixit) las fuerzas españolas rindieron al numeroso ejército marroquí de seis soldados que habían ocupado ilegalmente la roca.

Ese nacionalismo primario va a ser explotado, me temo, hasta la saciedad por la derecha, hasta ese día de feliz descanso de las elecciones generales. Y el ingrediente más básico de la receta será, cómo no, el trapo sagrado. La lideresa del PP, Esperanza Aguirre, ya ha exigido a todos los colegios de su Comunidad un gasto extra en banderas que deberán ondear en todos sus edificios.

Y mañana, a las 10 de la mañana, está previsto que el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, comparezca ante el juez por negarse a que la bandera española ondee permanentemente en la fachada del ayuntamiento. Habrá nacido para unir a los pueblos, pero no hay nada que desuna tanto como una bandera.

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