Fuego amigo

Uno de los dos pájaros es falso

Si "sólo" el 82,7 % de los compromisarios del PP en el último congreso apoyó la candidatura de Mariano Rajoy (nada menos que un 10% más que los votos recibidos por Aznar en 1990), y si parece que lo que fracasó ha sido el aznarismo y su equipo de inventores de conspiraciones y predicciones apocalípticas, cabe suponer que un 16,7% de militantes de extrema derecha suplantó ideológicamente a la mayoría abrumadora de su partido desde hace, al menos, cuatro años.

Mariano Rajoy aparece, pues, como un Ave Fénix, aquel pajarraco del Paraíso al que dios le dio la posibilidad de renacer de sus cenizas como premio a no haber caído en la tentación de probar el fruto prohibido. Aquel Ave Fénix se repetía a sí mismo en cada nuevo nacimiento. Lo asombroso de este nuevo pájaro del PP es que después de arder por los cuatro costados antes de su congreso, renace transmutado en otro completamente distinto, purificado por el fuego.

Aquel Rajoy que recopiló la mayor colección que se recuerda de insultos y desprecios a un presidente del gobierno, aquel Mariano que se ganó a pulso el ser un campeón de la grosería, experto crispador, especialmente dotado para la mentira, aquel Rajoy, digo, renace de sus cenizas irreconocible, como un caballero, como un político responsable dispuesto al diálogo, como un centrista freudiano que ha matado por fin al padre que habita en la FAES.

Ayer le oí en una entrevista en la cadena SER, un medio de comunicación al que había sometido a un boicot hace unos meses. Y ahora ya no sé si este otro pájaro padece de una enfermedad que le impele a mentir compulsivamente, o si el de antes padecía el síndrome de Estocolmo por culpa de sus secuestradores, o si en verdad es un hombre nuevo, arrepentido como San Pablo en su camino a la Damasco del centro.

El caso es que cambios tan repentinos provocan una inseguridad generalizada en los que desconfiábamos antes y en los que desconfían ahora. Ayer aseguraba que "hay que decir la verdad para generar confianza". Lo malo es que nunca sabremos cuál de los dos pájaros dice la verdad, cuál es el auténtico Rajoy.

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