Fuego amigo

¿Y si cae aquí?

El ministro Solbes reconoce que esta crisis económica es la más compleja que recuerda en su vida pública, con los peores ingredientes juntos de las anteriores, lo que hace más enrevesada la receta para salir de ella. Cierto es que el estado de crisis es consustancial a la macroeconomía, como los son también las épocas de bonanza, pero nunca se habían reunido a un tiempo, con tanta virulencia, una colosal crisis financiera mundial, un precio del petróleo disparatado y una carestía global de los alimentos.

A la espera de que los economistas se pongan de acuerdo en si nos morimos de ésta o salimos adelante, los enfermos gobernamos nuestra microeconomía como podemos. Y una de las medidas que hemos tomado de inmediato es irnos de vacaciones, que es la receta que siempre hemos estado esperando por parte de nuestro médico de cabecera. "Usted lo que necesita es unos días de descanso".

En nuestro socorro viene la Lotería Nacional, que lo sabe todo sobre el componente psicológico en la marcha de la economía, y que se ha puesto manos a la obra para inyectarnos ilusión. Por ejemplo, si no sabes cómo te las vas a arreglar para hacer frente en septiembre al pago de la hipoteca y de los libros de texto a un tiempo, tienes todo el verano para viajar por España comprando lotería... de Navidad.

Andas perdido entre sierras, o buscando pequeñas calas donde extender la toalla, y oyes una vocecita que te dice: "¿Y si cae aquí?". Desde ese momento ya no hay sosiego. Así que una de las tareas veraniegas, además de hacer acopio de mecheros kitch de recuerdo, es ir comprando, como un poseso, participaciones de la lotería de Navidad en todo hotel, posada, bar, restaurante y quiosco de prensa que se cruce en tu camino, no vaya a ser que toque allí, y tú como un gilipollas, madre.

Y si en ese camino también te encuentras abiertos unos grandes almacenes hasta la medianoche, prepara la tarjeta de crédito o te pierdes las rebajas más espectaculares de la historia. Disfruta ahora, que ya encontrarás cómo explicárselo al director del banco a tu vuelta. Y si no lo entiende, ya lo entenderá.

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