Fuego amigo

Todo es verdad y es mentira

Hace un par de años, la revista Scientific American, una de las más prestigiosas del mundo de la ciencia, recogía un estudio elaborado por un especialista que había utilizado la técnica de "resonancias magnéticas funcionales" con numerosos voluntarios, y con el que concluyó lo que muchos nos temíamos: que nuestros cerebros albergan lo que él llamaba un prejuicio de confirmación, mediante el que buscamos -y siempre encontramos- las evidencias en apoyo de nuestras creencias ya existentes (o preconcebidas); y lo que es mejor, nos ayuda a ignorar o reinterpretar las evidencias que las desmienten. Es el sabio axioma de que todo es según el cristal con que se mira, pero en este caso hurgando en el cerebro con algo parecido a un escáner.

Ello explica por qué la imparcialidad de periodistas y jueces es un mito que ni nosotros nos creemos, pues de una u otra manera todos estamos secuestrados inconscientemente por nuestros prejuicios de confirmación.

Ayer, la encuesta del CIS recogía estadísticamente este concepto. La situación de la economía ha pasado a ser la principal preocupación de los españoles, con un ligero matiz: de entre todos los encuestados, los votantes del PP son los que ven la situación como "muy mala" en mayor proporción que el resto de los votantes. Es decir, que unos y otros agravan o disculpan la realidad según sea más o menos útil a sus convicciones políticas.

En años pasados, aún cuando la banda terrorista ETA cesó en sus atentados durante meses, el problema del terrorismo estaba entre las prioridades de los votantes del PP muy por encima de la percepción de los votantes de izquierda.

El prejuicio de confirmación es un aliado impagable para profesar creencias religiosas o políticas, pero una sobredosis puede convertirnos en seres irracionales, cuando no en simplemente idiotas. Y no miro para nadie, pero ayer las agencias de noticias contaban que George W. Bush explicaba la crisis económica de su país, con la parte libre que le queda de su cerebro, de esta manera: porque "Wall Street se emborrachó y ahora tiene resaca".

No sé si lo suyo se llama prejuicio, pero quizá sea la confirmación de lo que nos está pasando.

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