Fuego amigo

El Estatut se cargó a Piqué

Rajoy acabó ofreciendo la cabeza de Piqué a Ángel Acebes. En un análisis simplista parecería que ha ganado la extrema derecha del partido sobre los estrategas que todavía sueñan cándidamente con ese viaje al centro que nunca existió. Pero sería estúpido pensar que, en operaciones de tanta envergadura, el secretario general de un gran partido se hubiese movido por motivos personales, o solamente personales, y que durante dos años se hubiese guardado para el momento definitivo el rencor de haber sido tachado por Piqué, él y Zaplana, como la "imagen del pasado". La venganza es un plato a tomar frío, pero no del congelador. Resultó que Acebes no estaba muerto, que no, que estaba tomando cañas.

Hay que verlo, pues, como la colocación de nuevos peones, como otro acto de la campaña comenzada por Rajoy (¡qué ocho meses más largos nos esperan!), como una decisión estratégica de la dirección de Madrid después de comprobado el bajísimo techo obtenido por el presidente regional de Cataluña en las últimas elecciones. Claro que el análisis de Piqué era muy otro: con las directrices centralistas y abiertamente anticatalanas de la dirección nacional el techo electoral no podía salir del sótano.

No entiendo cómo Piqué pudo aguantar tanto tiempo con el corasón partío, sabiendo como sabía que la cizaña invertida por su partido en envenenar las relaciones entre comunidades autónomas acabaría pasando factura en su ya menguado caladero de votos. Intentó desesperadamente que el PP entrara en las negociaciones del Estatut con el fin de preservar la imagen de partido catalán (quizá soñase con un PPC, a semejanza del PSC), ya que no catalanista ni nacionalista, para que el tiempo no acabara dando fe de la tremenda soledad del PP en Cataluña, pero la extrema derecha de su partido había tomado un viaje sin retorno. Ahora se despide de Rajoy, y de todos nosotros, por carta, recordando que se va de "un partido en el que no faltan mezquindades y miserias". Miserias, miserias... ¿os acordáis qué ocurre si pincháis la palabra "miserable" en Google? ¿Quién ostenta el honor de salir de primero?

A Piqué le ha echado el anticatalanismo de su partido, pero ahora falta saber qué oferta tiene Génova 13 para las próximas elecciones en Cataluña. A lo mejor, un análisis político minucioso les ha llevado a la conclusión de que el centro-derecha ya está ocupado por CiU, y que sólo les queda probar con su tradicional mercancía de los últimos años, que tan buenos resultados les ha dado en Madrid y Castilla y León, por ejemplo: la de la extrema derecha pura y dura. Una extrema derecha que seguirá siendo la casa común para el electorado conservador y de derecha moderada antinacionalista que no tiene otro sitio donde refugiarse. Cuestión de números. Cuestión de sumar.

Visto así, Acebes tiene razón. Pero ahora viene la pregunta del millón que nunca supe contestarme: ¿Cuánto tiempo es necesario para fabricar un líder? O dicho de otro modo, ¿son suficientes ocho meses para encontrar ese mirlo blanco que mitigue el desastre anunciado para el PP en Cataluña?
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Primera meditación: Se ha producido otro "milagro", como diría ese buen amigo de los policías llamado Mariano Rajoy. Un control policial ha vuelto a desbaratar lo que parecía un inminente atentado con bomba de ETA. El etarra tuvo que huir atropelladamente de un taxi, abandonando su material explosivo, ante el dispositivo montado por la policía en Castellón. Para otra vez será, se habrá dicho Mariano, pero el Señor ya se podía dejar de milagritos.

Segunda meditación: El supremo ya hizo pública la sentencia que desbarataba el disparate jurídico de la Audiencia Provincial de Madrid por el caso Bono, la supuesta detención ilegal de dos militantes del PP. Estamos a la espera (ocurrirá en cualquier momento) de las disculpas del Partido Popular por haber destrozado la fama y la vida de los policías acusados y hoy absueltos.

Tercera meditación: A las horas en que os escribo siguen desaparecidos los cuerpos de decenas de inmigrantes que intentaban llegar en patera a nuestras costas. Medio mundo está en su búsqueda, hasta un portaaviones francés. ¿Y qué hace nuestra oposición? Pues echarle la culpa a Zapatero, vapordiós. La responsable de políticas sociales del Partido Popular, Ana Pastor, aprovechó para insinuar que eso ocurre porque "el gobierno de Zapatero sigue sin rectificar sus políticas de inmigración", con su poderoso efecto llamada. Por más que repaso, esta desviación necrófila de la extrema derecha española, esta pasión suya por la utilización de los muertos en el debate político no tiene parangón en ningún país democrático. Yo creo que lo hacen para que no te puedas cagar en sus muertos.

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