Fuego amigo

Los problemas se quedan solos

Acabo de enterarme de que el Producto Interior Bruto español creció tan sólo un 0,1 por ciento en el segundo trimestre. Y que el ministro Solbes piensa que nuestro crecimiento en los próximos trimestres estará en torno al cero patatero (¿es posible "crecer "menos que el 0,1%). Gas Natural anuncia que quiere comprar la mejor parte de Fenosa, y British Airways e Iberia se casan, lo que significa en ambos casos menos lucha por la competencia, con las consiguientes desventajas para los consumidores en un mercado cada vez más concentrado en pocas manos. En el curso del día de hoy sabremos la nueva subida del Índice de Precios al Consumo, dicho de otra manera, cuánto más pobres somos que el mes pasado.

Sin embargo, muchos de nosotros estamos cerrando las maletas para llevarnos las preocupaciones de vacaciones a la playa, al campo o a otro país, a poder ser más pobre que el nuestro, por aquello de que la pobreza de los demás consuela mucho. Conmigo no contéis hasta septiembre en la columna de Público y 20Minutos, pero estaré todo el mes dando la tabarra en el blog, con un ojo puesto en el mundo, el demonio y la carne, y el otro en mi dolce far niente.

Concretamente, en mi huida dejo atrás la amenaza de los empresarios madrileños y de la lideresa del PP, Esperanza Aguirre, entre cuyas recetas liberales para salir de la crisis, según acaba de anunciar, está la privatización de los servicios públicos, como ya ha hecho con parte de la sanidad de Madrid, una de las más deterioradas del estado español, gracias a que la privatización de los servicios esenciales concede prioridad a la viabilidad económica sobre la calidad de las prestaciones.

Bueno, no dejo atrás todas la preocupaciones, porque en mi huida por carretera tengo que estar muy pendiente de los nuevos 120 radares que Tráfico estrena este verano, no vaya a ser que mi despiste crónico invertido en multas arruine mi ajustado presupuesto veraniego. Y cada gasolinera, un calvario, un atraco: el doble de multa que el año pasado por llenar el depósito del coche.

Me preocupa la sangría de la carretera, que se lleva por delante más gente que ETA, los accidentes laborales y los crímenes pasionales juntos. Sé que las previsiones de Tráfico ya nos han matado por adelantado a unos cuantos. No os dejéis. Espero que las estadísticas no cuenten con ninguno de vosotros, los que a diario ejercitáis conmigo la penosa tarea de pensar. Me gustaría seguir gozando de vuestra compañía, tan lozanos, tan cañeros como siempre, y quizá, más broceados. Con menos dinero en el bolsillo, eso sí, pero con la misma hambre de justicia.

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