Marcha a Bruselas

El espejismo de "El Dorado"

Maribel Martínez

Un calor infernal acompaña a la "serpiente naranja"en su recorrido por tierras del Midi. ¿Donde estamos?, se preguntan los acalorados caminantes. ¿Acaso recorremos las áridas tierras aragonesas? Tal parece dadas las altas temperaturas que este final de agosto regala a la campiña francesa.

Animo nos dice Dámaso, seguid adelante, un poco de agua fresquita y al camino. Las primeras ampollas ya están curadas y las próximas aún tardarán en aparecer.

El espejismo de "El Dorado"

Hoy hemos salido tarde y sin duda sufriremos los rigores de este "ferragosto" galo. Pero la ocasión lo merecía: desfilar por Toulouse acompañados de los amigos franceses es un privilegio. También es nuestra manera de agradecerles su bienvenida, su compromiso y porque no, la buena acogida que los propios vecinos de la ciudad nos han brindado.

Apuramos los kilómetros, la carretera es una larga línea asfaltada que a estas horas ya parece a punto de derretirse. Un poco de sombra se agradece, una breve parada bajo los árboles y otra vez a la carretera.

¿Quienes son esas gentes que como nosotros se refugian del calor y reparan fuerzas en esta umbría? Son búlgaros que recorren las carreteras secundarias francesas evitando a los gendarmes. Les han comentado que muchos compatriotas suyos están siendo repatriados a la fuerza, así que evitan las rutas principales, no quieren problemas.

¿Qué hemos hecho para merecer este trato?, nos dicen. Somo ciudadanos comunitarios y nos tratan como a animales. Ahora, en Francia, ser de etnia gitana acarrea muchos problemas y la más que probable expulsión.

Como no sentirse avergonzados de pertenecer a este primer mundo que ya incluso se permite segregar a sus propios convecinos. Qué pronto se le olvida al Presidente Sarkozy sus origenes polácos y los años transcurridos desde que sus padres fueran acogidos por la liberal y fraternal Francia.

Compartimos comida con esta atribulada gente y seguimos nuestro camino. Ya no nos sentimos tan alegres y animados. ¿Que importancia puede tener ahora que ayer nos entrevistara la cadena France 3, la rueda de prensa con medios alternativos de la zona, el mitin ante más de cien personas o la visita a una diputada regional del partido verde Europe Ecologie? Puede que ayer nos sintiéramos reconfortados y agradecidos por el recibimiento de las gentes de Toulouse, en especial de los descendientes de aquellos españoles que tras nuestra guerra se tuvieron que exiliar en esas tierras, pero hoy tenemos el corazón doliente.

Son pequeñas alegrías que se apagan ante el desasosiego y la tristeza de esta pobre gente. No han cometido otro pecado que creerse el cuento de "El Dorado" europeo. Huir del hambre y buscar un mundo mejor y más justo no esta al alcance de todos en esta Europa tan pretendidamente moderna y democrática.

Antes Italia y ahora Francia expulsa a sus convecinos amparándose en su etnia y echando mano de una pretendida seguridad policial.

Errantes durante cientos de años por los caminos de Europa, creyeron que por fin eran ciudadanos de primera, que sus derechos eran reconocidos y respetados. Pero la realidad les ha devuelto a la carretera, a la exclusión y a constatar que el "Dorado" europeo era solo un espejismo.

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