Marcha a Bruselas

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MARIBEL MARTÍNEZ

La Marcha a Bruselas sigue su camino hacia Orleans. Los días empiezan a ser grises, el otoño ha entrado en Francia cubriendo sus bosques y campos de una fina niebla que a ratos se mezcla con la lluvia.

Cada día, al empezar nuestra jornada, los marchitas nos forramos de prendas impermeables para tratar de mojarnos lo menos posible. Algunos que van de fuertes, dicen que prefieren caminar con lluvia a sufrir los rigores del calor. Yo, sinceramente, prefiero caminar con calor y no tener la sensación permanente de estar mojada. La lluvia cala hasta los huesos, de eso saben mucho los que hacen el Camino de Santiago. Por cierto, por aquí debe haber algún ramal perdido, nos hemos encontrado con varios caminantes que lo hacían, para sorpresa nuestra.

En estos días en que lo único que hacemos es caminar, tras varias jornadas de rutas y reuniones con amigos de organizaciones francesas, tenemos tiempo para chequear el correo y leer los periódicos de la France.

Hoy nos enteramos que los sindicatos franceses, tras el éxito de la huelga general y las manifestaciones del día 7, van a seguir con su pulso al Gobierno de Sarkozy. Nuevas acciones están previstas para los días 15 y 23 de septiembre. La guerra entre trabajadores y Monsieur le President esta servida.

Otra confrontación parece que esta a punto de estallar. El pastor Terry Jones, un religioso fundamentalista de la América profunda, amenazaba con convertir el 11/S en algo parecido a la película Farenheit 451. Quemar el Corán, libro sagrado de los musulmanes, le parece la mejor manera de conmemorar dicha fecha.

Mientras mi amigo y compañero Abdoulaye camina con nosotros en representación de sus compañeros "sin papeles". Como buen musulmán cumple diariamente con sus preceptos. Noticias como esta le llenan de preocupación y dolor. Las gentes que caminamos cada día también lo hacemos en defensa de los derechos de los emigrantes. En Francia viven muchísimos de tercera generación, sin embargo tan apenas los divisas por sus calles. Imagino que la política xenófoba de Sarkozy tiene mucho que ver en ello.

Me pregunto cuantas afrentas serán capaces de digerir los extremistas de uno y otro signo antes de que la confrontación y otros actos más dolorosos vuelvan a saltar a las primeras páginas de la actualidad.

Mientras en Ariño –Teruel, los mineros se han encerrado en la mina. Llevan años esperando los prometidos puestos de trabajo a cambio del cierre de la explotación. ¿A dónde han ido a parar los dineros que la UE dio para ello? Los trabajadores se sienten engañados y el Gobierno de Aragón parece estar sordo a cualquier tipo de negociación.

Seguimos caminando, mojados por fuera y con el corazón hoy un poco más triste.

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