Marta Nebot

Putas 1

Con sólo pronunciar estas dos sílabas, se fulmina la posibilidad de diálogo, se descalifica completamente a una mujer y, a la vez, el que o la que sea se llena la boca. Porque hay que reconocer que el término no tiene sustituto, como pasa con otras palabras. Por ejemplo, se puede decir jolín, pero nunca será lo mismo.
Cuenta la periodista Gemma Nierga que, cuando conducía el programa nocturno de testimonios Hablar por Hablar, recibió una carta a nombre de Gemma Puta y la dirección de la emisora. En aquel instante, Nierga se indignó tanto que bajó a la puerta principal, como un rayo, para decirle a quién había traído la misiva: "¿Cómo que Gemma Puta y me la traes a mí? ¿No hay más Gemmas en el edificio? ¿Por qué tengo que ser yo?". El mensajero flipó pero la duda era razonable. El insulto en cuestión es tan universal que podía ser para cualquier tocaya. Al final, cuando la leyó, tuvo que darle la razón al mensaka, aunque sólo lo hiciera en su fuero interno... Aquella vez, la injuria era para ella y para nadie más.

Otras mujeres han pasado de sentirse insultadas a no tanto. A Lucía Bosé se lo han llamado desde que llegó a este país: "Y siguen llamándome puta a los 70 años de edad. Ahora hasta me hace ilusión". Y es que ha batallado verbalmente con toda Castilla, donde tiene su Museo de Los Ángeles de Arte Contemporáneo; una iniciativa, quizá, demasiado vanguardista para algunos vecinos. Ella, que nunca se ha cortado un pelo, y menos ahora que lo lleva azul, afirma que Castilla es muy cutre, pero pone como ejemplo a Almodóvar, al cual admira mogollón. Para ejemplificar, se declara rodeada de cerdos, en referencia a las pocilgas. Por esta razón, la institución que regenta lució, durante un tiempo, esta pintada en su fachada: "Vengo de Italia porque
soy un zorrón, por eso los cerdos me gustan un montón"... una versión revisada y mucho más jocosa del clásico que nos ocupa.

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