Marta Nebot

Mal-arengando

En 2003, Rafael Simancas (entonces secretario general de la Federación Socialista Madrileña) en un mitin en Parla comparó la crisis en la Asamblea –dos tránsfugas del PSOE acabaron dando la Presidencia de la Comunidad a Esperanza Aguirre– con una violación: "En toda violación hay un violador y una violada. Estoy dispuesto a discutir por qué la violada iba por un callejón oscuro y si llevaba la falda más o menos larga (...) pero pongamos el foco en el violador". Fue un escándalo. Simancas se disculpó: "Lo que quise decir es que hay que fijarse más en el agresor que en la víctima". La penitencia la pagó con creces: en la Asamblea de Madrid, Aguirre lo ha recordado siempre que ha tenido ocasión.

En 2005, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, afirmó, en una recepción por el Día Internacional de la Mujer, delante de quinientas mujeres: "El Gobierno catalán se siente a veces como una mujer maltratada". El público flipó. Al día siguiente, Maragall hacía público un comunicado expresando su "rechazo más absoluto" a la violencia contra las mujeres. "El feminismo ha sido el movimiento más importante del siglo XX y lo continuará siendo durante el siglo XXI". Con esto daba por zanjado el asunto, lo que no hicieron todos los demás. Trinidad Jiménez: "Una torpeza política". Gaspar Llamazares: "Sus declaraciones no son dignas de un presidente, ni de un socialista. Lo mejor es rectificar y pedir

excusas y de lo contrario debe ser desautorizado por su partido". María Teresa Fernández de la Vega le pidió que no comparara el debate político con "una tragedia social". Ángel Acebes: "Indecencia política". Rita Barberá: "Los catalanes no se merecen ese presidente. Y se lo decimos las mujeres", etc.

Maragall estaba en las últimas de su carrera y estas manifestaciones debieron dejarle claro que no le quedaban apoyos con los que continuar.

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