Marta Nebot

El marqués de la Oliva

Domingo González Arroyo ha sido alcalde de la Oliva (Fuerteventura) de 1979 a 2003, senador de 1996 a 2000 y presidente del PP de esta isla –cosa que todavía se resiste a dejar de ser (en su web aparece la gaviota aunque haya sido cautelarmente expulsado del partido por el comité nacional)–. En la actualidad, oficialmente, sólo es primer teniente alcalde y concejal de La Oliva (ahora en coalición con el PSOE) y está enfrentado, casi a muerte, con el Presidente del PP canario (José Manuel Soria), a quien ha amenazado con denunciarle por corrupción.

Este hombre, que se mueve más que los precios, hizo sus primeras declaraciones famosas sobre el asunto que nos compete en Diario 16 en 1990, cuando era alcalde, parlamentario regional y presidente insular del CDS: "El hombre es el único violado por las mujeres con sus miradas, sonrisas y simpatías (...) No ha nacido el macho que me quite la alcaldía. Sólo podría hacerlo una hembra virgen. Desfondada no me sirve".

Cristina Almeida fue de las primeras que pidió la cabeza de El Marqués de la Oliva, como se le conoce en toda la isla a pesar de no tener título. Solicitó a Adolfo Suárez su cese inmediato y medidas disciplinarias, pero nada de eso llegó. Sólo el tiempo hizo que la profecía del falso marqués se cumpliera a medias. En 2003, una mujer –yo no diría que virgen pero tampoco la llamaría desfondada, más bien Claudina Morales– nacionalista de 38 años le arrebató lo que ningún hombre, según él, podría quitarle.

En la televisión local Teledifusión dijo al poco de perder: "La corporación es otra cosa y hay que trabajar mucho, ser mucho más serio y mucho más consecuente en vez de acudir al ayuntamiento con minifalda y pantalones ajustados". Entonces fue Coalición Canaria y el PSOE al completo los que exigieron su cese inmediato.

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