Marta Nebot

De actrices y taxistas

La actriz Alicia Borrachero ("Periodistas", "Hospital Central", etc) denuncia que la mayoría de los taxistas de Madrid no paran si vas con un carrito de bebé aunque diluvie, nieve o te cuezas y confirma que resulta bastante enervante ver cómo las luces verdes encendidas pasan de largo y, más aún, cuando a través de sus ventanillas salen cuerpos que gritan: "¡Con carrito no!". Para redondear su testimonio sobre el gremio añade que cuando alguno se apiada y quiere montarla –en el taxi– lo hace sin mover ni un dedo; ni se bajan del vehículo que constituye la república independiente de su casa.   

Aitana Sánchez Gijón, otra actriz maravillosa, cuenta que, saliendo del teatro en el que acababa de actuar, con un gran ramo de flores en las manos, se subió a uno de estos estados tan particulares y que el tipo se dio la vuelta a lo Humphrey Bogart para declararle mirándole a los ojos: "Pues no está usted tan buena como piensa mucha gente"; dejándole sin palabras.  

La que sí que encontró que decir fue Pilar Bardem, que se topó con uno al que le gustaba y que le decía: "¡Cómo me estás poniendo de cachondo!". Y ella le siguió el juego: "Pues anda que tú con ese cogote...". Aquel rey del asfalto se desconcentró con tanto piropo  y se metieron una pequeña galleta. Pilar remató la faena al bajarse con un: "Eso te pasa por dar la brasa a las mujeres, so peseta." 

El que molestó a Victoria Abril pretendía llegar aún más lejos. Ocurrió en París y bastante tarde. Ella no iba precisamente vestida de colegiala y,  aunque llevaba encima un abrigo enorme,  el taxista pensó que se la podía beneficiar. Así que, para que le dejara en paz, Victoria le prometió que le enseñaría algo al llegar a casa. Cuando pasaron por
la Plaza del Arco del Triunfo se bajó del coche aliviada porque había gente y cumplió con su palabra: de propina ácida le dejó un calvo.

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