Memento

La reacción de Àngels Barceló

Imagen de un micrófono. - Pixabay
Imagen de un micrófono. - Pixabay

Este jueves estaba escuchando en el Hoy por Hoy de la Cadena SER los audios de Villarejo y Cospedal, donde el excomisario le cuenta a la entonces ministra y número 2 del Partido Popular que tiene pruebas que relacionan a Podemos con Venezuela, Cuba y ETA. Casi nada. Más allá de la enésima demostración de que existen cloacas del Estado y movimientos parapolíticos para frenar cualquier conato de cambio, me sorprendió la airada reacción de la presentadora, Àngels Barceló, y de los tertulianos del programa.

No por sus palabras, que como es lógico demostraban estupor, condenaban la persecución al partido morado y exigían explicaciones al PP por su papel en este hecho, sino por sus reacciones sobre el hecho de que Villarejo afirmara que el informe PISA (un informe falso que denunciaba la financiación ilegal de Podemos) era "basura", que me parecieron un tanto hipócritas. Incluso han llegado a decir que determinados medios de comunicación deberían dejar de existir por difundir este tipo de información. Supongo que olvidaron que la Cadena SER dio la noticia con pelos y señales, dedicó horas y horas de radio, subieron el informe a su web (ahí sigue) con su propia marca de agua y todo sin contrastar su procedencia ni sospechar de su propósito. Difama que algo queda.

Además, cuando Villarejo mencionaba el starter pack cuñado que mezclaba Venezuela, Cuba, ETA y Pablo Iglesias, los tertulianos y la presentadora se reían, como si esta relación fuera exclusiva de los medios de la derecha; como si nunca hubieran preguntado a algún dirigente de Podemos sobre Venezuela, Cuba o Bildu. Como si el Grupo Prisa no hubiera hecho de estos dos países latinoamericanos los focos principales de su información internacional. De repente a los partidos a la izquierda del PSOE nunca se les ha cuestionado nada. Nunca se ha hablado en la SER del chalé de Pablo, ni de Garzón y la carne o de la legitimidad de la izquierda abertzale o catalana. Ellos siempre han sido objetivos y serios. Claro que sí, guapi.

Llevan 3 años dedicando más tiempo a las discrepancias en el seno del Gobierno que a las conquistas sociales que han logrado, mayores o menores. Cada vez que hay una diferencia entre Unidas Podemos y el PSOE se iluminan los ojos de Àngels Barceló y encienden toda la maquinaria para tirarse horas y horas de tertulia hablando del tema. Tampoco es de extrañar, visto que hace poco el exdirector de El País, Antonio Caño, afirmó sin ruborizarse que existía un plan para evitar que se formara el Gobierno de coalición.

Al menos este no disimula, aunque tampoco lo hacía mucho la presentadora del Hoy por Hoy cada vez que entrevistaba a Pablo Iglesias. Ojalá hubiera puesto la misma rabia en señalar a Vox. Pero es más cómodo ponerse ahora las manos en la cabeza, como si la subida del partido de Abascal hubiera sido un fenómeno meteorológico y no gracias a los medios que decidieron abrazar la agenda de Vox como propia y que tardaron años en llamarlos por su nombre.  Cuando los vetaron y empezaron a tener peso en Gobiernos ya dejaron los eufemismos, pero siguen difundiendo cada disparate que sueltan como si no hubiera informaciones más importantes.

No vengo a descubrir el fuego. Que los grandes medios privados pertenecen en su mayoría a fondos de inversión no es nada nuevo. Que deben defender determinados intereses tampoco. Que sus anunciantes también deciden qué información se da o no, no es novedad. Pero igual que tienen la habilidad de ocultar la información que no les interesa y difundir la que sí, ya sea más o menos importante, esperaría que tuvieran la misma destreza para no exponer tan claramente su cara dura. Porque da vergüenza oírlos haciéndose los indignados con medios de nueva creación y creyéndose los dueños de la verdad y del buen hacer.

Si tienes que responder ante tus jefes y estos te marcan determinadas líneas rojas, es lo que hay. Tal vez duermas igual de tranquila. Quién sabe si realmente piensas que haces un periodismo impecable y crees que la objetividad existe en un mundo en permanente conflicto. Pero a mí me parece que tomas a los oyentes por tontos, que juegas con que la actualidad y su celeridad tape cualquier tipo de hemeroteca y que tu altavoz te otorga el poder de ir cambiando tu postura según el día. Supongo que el Estudio General de Medios de esta semana te ha dado más palmaditas en la espalda. Pero si desde la radio vais diciendo que se deben eliminar medios de comunicación que mienten, tened cuidado. Tal vez un día llegáis a Gran Vía y tenéis todo cerrado. Pero qué va, hay mucho dinero detrás para que fabriquéis indignación y opinión a partes iguales. Y eso se compra, como los principios y la dignidad del periodista.

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