Memento

Luis Enrique, Irene Montero y el odio mediático

Luis Enrique, Irene Montero y el odio mediático
El entrenador de la selección española de fútbol, Luis Enrique, durante el partido contra Japón de la Copa del Mundo de Catar.- EUROPA PRESS

Esta semana ha sido noticia el programa deportivo El Partidazo de Cope. ¿El motivo? Manipularon un audio de una de las apariciones de Luis Enrique en su canal de Twitch para acusarlo de machista. Recortaron a su antojo las palabras del seleccionador español y pusieron como declaraciones suyas una frase que había leído en el chat de su directo.

No eran frases ni dichas casi seguidas que puedan justificar ese recorte como un error. Se buscó adrede esa mención sacada de contexto para atacar a una persona que no genera simpatías en un gran sector del periodismo deportivo. Pero como ahora es más fácil desmontar un bulo, les pillaron y se demostró su manipulación. Ante eso tuvieron que salir a pedir disculpas. A su manera.

Por un lado, Paco González, director de otro programa de la cadena, Tiempo de juego, lo hizo, pero diciendo a su vez que "cada uno es responsable de lo que lee". Juanma Castaño, director del programa donde se manipularon las declaraciones pidió perdón reiteradamente, pero insistía que "pueden equivocarse pero no mienten". No es un pequeño error, es una tergiversación grave y que se nota que está hecha adrede. Pero son incapaces de asumir un hecho tan dañino porque, seguramente, si nadie se hubiera dado cuenta, jamás habrían rectificado.

Sinceramente, no le pido mucho a un programa deportivo. La gran mayoría son espacios insufribles, con gritos, testosterona a mares y odio que no aportan nada al mundo periodístico, el problema es cuando esta manipulación no se queda en estos espacios y salta a los medios generalistas. A veces no hace falta recortar audios, basta con obviar parte de ellos.

Este jueves por la mañana, en varios de esos programas matinales televisivos que blanquean a la extrema derecha y marcan la agenda mediática y política, hablaban de las palabras de Irene Montero acusando al PP de promover "la cultura de la violación". En ningún momento ponían las declaraciones al completo. Solo ese breve momento fuera de contexto y que les servía para justificar todos los ataques viscerales hacia la ministra de Igualdad.

No se dijo nada de que está acusación venía a raíz de los carteles que la Xunta de Galicia hizo para el 25N donde señalaba a las víctimas como responsables de ser violadas y/o acosadas. En ningún momento se habló de esa campaña horrenda y denunciable. Como la ha llevado a cabo un gobierno del PP no vale la pena ni comentarla. Ni sabes cuánto ha costado. En cambio, la campaña del Ministerio de Igualdad de la semana anterior generó horas y horas de debate. Incluso en su día la campaña de Correos de pintar los buzones con la bandera LGTBI causó más revuelo que la de la Xunta.

Omitir parte de unas declaraciones de forma deliberada es manipulación. No es periodismo, es difundir bulos para generar odio hacia determinadas personas, ya sean entrenadores de fútbol o ministras. Ese ensañamiento contra determinados personajes públicos solo se entiende con la complicidad mediática. Los medios señalan reiteradamente con el dedo y luego es la sociedad la que dispara. Y si se va de las manos la cosa y acaba en desgracia, fingirán sorpresa, condenarán y querrán hacer ver que no tienen culpa de nada.

Cuando se habla de una ley de medios siempre se dice que eso nos acercaría a la censura. Es mentira. Nos acercaría a una sociedad más democrática e igualitaria. Pero es lo que temen: perder poder e influencia. Y una buena remuneración de mano de sus empresarios y políticos amigos, claro. Habrá que construir medios alternativos para derribar al monstruo. De lo contrario, artículos como este serán como predicar en el desierto. Y la mentira no debería quedar impune porque nos aleja de una sociedad mejor y de un futuro en el que valga la pena vivir.

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