Memento

Chirigotas, incendio y nuestra catadura moral

Detalle de flores, velas y peluches colocados a modo de homenaje ante el edificio incendiado en el barrio de Campanar de València en el que murieron diez personas y deja más de 400 damnificados. EFE/Ana Escobar
Detalle de flores, velas y peluches colocados a modo de homenaje ante el edificio incendiado en el barrio de Campanar de València en el que murieron diez personas y deja más de 400 damnificados. EFE/Ana Escobar

Existen frases universales que se atribuyen a varios autores sin tener muy clara su procedencia, pero que sirven para titular artículos o entrevistas y vienen muy bien de coletilla para hilar una reflexión como es el caso. Alguien dijo alguna vez que el humor es tragedia más tiempo. No indicó cuánto tiempo tenía que pasar. Supongo que dependiendo de la cercanía de la tragedia, puede hacerte más gracia o menos y que también influirá el tipo de humor y la reacción de cada persona ante él. El humorista Ignatius Farray añadió a la famosa frase que "a veces tiene que pasar tiempo hasta que se te ocurra algo, si lo tienes a los 5 minutos ya vale". Es probable que así sea, pero en los tiempos en los que una broma pequeña en un contexto concreto puede dar la vuelta al mundo, estás más expuesto a la desaprobación que al aplauso.  

Tal vez para la tragedia del incendio de València, donde diez personas han muerto y ha habido numerosos heridos y muchas familias se han quedado sin nada, había que esperar al menos un tiempo mayor para hacer un chiste sobre el suceso. No seré yo quien diga cuándo está bien y cuándo no, pero quizá con los muertos todavía dentro del edificio humeante no era el momento. A la chirigota callejera Intocable sí le pareció oportuno, pues alegan que siempre hacen ese tipo de humor y advierten de su contenido, pero bromearon sobre el incendio cuando todavía estaba muy reciente.  

No sé si no era oportuno, tal vez no. Quizá es una broma de mal gusto. Tampoco soy crítico humorístico. O puede que tan solo una metedura de pata de no saber medir bien los tiempos. Sea como sea, lo que no tiene lógica es la reacción de odio hacia ellos que los ha llevado a cerrar sus perfiles en redes sociales. Una pequeña chirigota que conocía muy poca gente, que tiene pocos seguidores en sus cuentas, pero que sirvió para que muchos depositaran su frustración y, sobre todo, para que se sintieran moralmente superiores exponiendo un vídeo que no habría tenido mayor recorrido si hubieran bromeado sobre otra tragedia que no estuviera sucediendo en nuestra tierra. Pero, a veces, para sentirnos bien, necesitamos que otros se sientan fatal y señalarlos.  

Porque ha sido muy aplaudida la reacción de Joaquín Prats llamando miserables a los integrantes de la chirigota. Suponemos que la catadura moral del periodista y su programa de Telecinco está muy por encima. Porque hacer negocio de vender las miserias de los demás es mucho más digno que un chiste breve en un contexto específico para un público reducido. Lo mismo sucede con Espejo Público y Susanna Griso, a quien le pareció indignante, pero que sí pensó que era una buena idea poner la chirigota a una afectada por el fuego para que reaccionara en directo como si fuera un youtuber reaccionando al último tema de Bizarrap. Pero lo indignante es una frase de broma, no poner en duda el protocolo de los bomberos y su actuación como se ha hecho en su programa. Porque vender miedo y confusión se les da genial y eso es mucho más digno. 


La prensa valenciana también saltó a atacar a Intocables. De hecho, Levante EMV fueron de los primeros en compartir en su web el vídeo en cuestión y la indignación generada en redes sociales. Un periódico que, desde hace unos nueve días, cuando sucedió el incendio, se ha venido lucrando de la atención mediática que genera y que ha sacado noticias de todo tipo donde el morbo antepone muchas veces a la información. De hecho, también fueron los primeros en hacer dudar del protocolo de los bomberos. En una noticia que relataban cómo habían fallecido una familia al completo, quienes habían tenido tiempo para mandar audios y hacer llamadas para despedirse, señalaban que los bomberos no les habían dejado salir de su casa. En ningún momento decía la información que en la gran mayoría de casos estas indicaciones salvan vidas. Solo daba a entender que sin las instrucciones de los bomberos estarían vivos. Que los bomberos hayan tenido que defender su actuación dice mucho de la miseria informativa que nos rodea a veces. Pero qué malas personas son esos de Cádiz.  

Por último, los ciudadanos de València cómo no van a indignarse si lo sienten como suyo. Porque es más fácil enfocar el odio hacia unos extraños gaditanos que ante esos propios vecinos que, como turistas de catástrofes, acudían al día siguiente o esa misma tarde a fotografiar lo sucedido y a hacerse selfis ante el edificio humeante. Algunos con cara triste fingiendo cierto compungir, otros directamente con la sonrisa del que está fotografiándose ante algo histórico, como el Coliseo de Roma o la Torre Eiffel. Faltó la foto del que aguanta el edificio para simular que lo agarra para que no se caiga. Pero qué fuera de lugar el chiste de la chirigota tan temprano, ¿verdad?  

Sobre los límites del humor se ha debatido mucho y está claro que no hay una postura fija. Que cada cual se ponga el suyo y que le haga risa lo que le apetezca. Algunos se ríen con El Hormiguero y a mí me dan ganas de vomitar ver a Pablo Motos. Pero volcar todo nuestro odio a una pequeña chirigota solo por una pequeña broma (esté o no fuera de lugar) solo nos pone en evidencia a nosotros. Solo muestra que necesitamos volcar nuestra frustración ante la falta de respuestas. Pero antes de tomar determinadas decisiones, pongámonos ante el espejo. Sobre todos los medios de comunicación. Porque saben que, si el humor es tragedia más tiempo, para ellos el tiempo juega en su contra y deben sacarle el mayor rédito al momento. Porque algún coach de medio pelo les habrá dicho que la tragedia es oportunidad. Y a esos no los cuestiona nadie.  


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