Memoria Pública

“... la mirada que mi madre me dirigió, no podré olvidarla nunca”

Texto: Rafael Espino Navarro

María Antonia Jiménez Alcaide,  "La Fina", nació en la localidad cordobesa de Fernán Núñez, el día veinte y siete de junio de mil ochocientos noventa y cinco. Era hija de Francisco Jiménez y de María Alcaide.
Fernando Valle Luque, también había nacido en la misma localidad, el día catorce de septiembre del mil ochocientos noventa y cuatro. Hijo de Agustín Valle y de Antonia Luque.
Ambos contrajeron matrimonio en dicha localidad a mitad de la segunda década del pasado siglo y fijaron su residencia en la calle Suñer y Capdevila, número 39, donde poseían un comercio de tejidos. De la unión de este matrimonio nacerían cuatro hijos llamados Antonia,Manuela, Agustín y Marina Valle Jiménez.

Por su actividad comercial, ambos eran muy conocidos y queridos en la localidad, ya que vendían telas en su propia casa, en la tienda y también a domicilio en otras localidades cercanas a Fernán Núñez, dejando que los tejidos adquiridos los pudiesen pagar " al sello", dada la falta de recursos económicos en la mayoría de las gentes humildes y campesinas con las que solían tener negocios.

“... la mirada que mi madre me dirigió, no podré olvidarla nunca”El golpe de estado perpetrado contra la República legalmente establecida el día 18 de julio de 1936, sorprendió al matrimonio en su localidad natal, dedicado en pleno a su actividad  comercial y al cuidado de sus cuatro hijos y al cuidado también de la salud de la propia María ya que estaba embarazada de un quinto hijo, en su cuarto mes de gestación.

Los acontecimientos se sucedieron rápidamente al igual que en casi todos los pueblos de la campiña cordobesa. La suerte de la República tocaba a su fin, toda vez que desde la capital cordobesa y desde Sevilla, se llamaba a las autoridades militares a secundar el alzamiento.
Como en otras localidades, pronto las corporaciones municipales clausuradas, así como los centros obreros y sus dirigentes serían detenidos por la guardia civil, que inmediatamente proclamo el bando de guerra, tras las instrucciones recibidas desde la capital.

En Fernán Núñez, la resistencia obrera, provocaría que la guardia civil, hubiera de buscar refugio recluyéndose en el cuartel a la espera de refuerzos.Durante varios días las fuerzas obreras fueron dueñas de la situación, entablándose una lucha armada entre estas y los guardias civiles acuartelados dentro del cuartel. Tras varios intentos de negociación para que la guardia civil se rindiese, el día 24 de agosto, el comité obrero enviaría a las dependencias cuartelarías a dos personas para intentar negociar con las mismas la salida de las mujeres y niños del cuartel asediado.

Dos mujeres fueron las encargadas de esta misión Dorotea García Cuesta y María Antonia Jiménez Alcaide, que se ofreció voluntaria por conocer personalmente a casi todas las mujeres y niños de los guardias civiles encerrados, pues casi todas ellas habían sido clientas de su tienda de tejidos.

María Antonia, viendo el cariz que estaba tomando la situación, propuso acercarse al cuartel con un mensaje para las familias de los guardias, al efecto que tanto las mujeres como los niños pudiesen salir del mismo sanos y salvos y alojarse mientras todo se solucionaba en su propia casa.

Dorotea y María Antonia, actuaron de emisarias y llevaron el siguiente mensaje al
teniente de la guardia civil Cristóbal Recuerda Jiménez :

"Al teniente de la guardia civil y demás soldados a sus órdenes en este cuartel de Fernán Núñez. El Gobierno del Frente Popular es dueño de la situación en toda España, en este pueblo también lo es, excepto en ese cuartel.

Por tanto este único aviso es el que damos, puesto que somos hombres humanitarios y sabemos lo que se aprecia la vida y en particular la de los hijos y por tal motivo, sometemos a vuestro conocimiento el siguiente comunicado:

Uno. En primer lugar, os manifestamos que inmediatamente salgan de ese cuartel, todas las mujeres y niños que haya, para garantizarles las vida que puedan correr.

Dos. Si desea usted escapar con vida, necesitamos que inmediatamente después que las mujeres y los niños se encuentren a salvo, se salgan ustedes, dejando las armas en el cuartel, y saliendo con las manos en alto en señal de paz, bien entendido que no tienen que tener armas, puesto que serán cacheados y al que se le encuentre algún arma será fusilado inmediatamente. Si hacen esto, serán garantizadas vuestras vidas y la de los suyos, por tanto os damos esta facilidad para que podáis irse donde os convenga, disfrazados de obreros.

  Fernán Núñez, julio del 36.

 El comité revolucionario. Centro Obrero de Agricultores y Oficios Varios.

El teniente de la guardia civil se negó a negociar la salida contestando que ...

"realizaran el ataque si tenían valor para ello".

Al día siguiente, saldrían de la capital una columna con objeto de liberar Fernán Núñez, al mando del comandante Manuel Aguilar Galindo, entraron en la localidad ese mismo día librándose a su paso algunos tiroteos y escaramuzas que concluyeron con la liberación de la guardia civil sitiada en el cuartel y la toma completa de la localidad.

La población quedo bajo jurisdicción militar,ese mismo día, comenzándose desde ese mismo momento, la requisa de armas, las detenciones y fusilamientos de las fuerzas obreras y dirigentes políticos, a pesar de haber proclamado "que el que no tuviese las manos manchadas de sangre , nada tenía que temer".
A partir del día 25 la represión fue terrible: violación de mujeres, peladas al cero, les daban aceite de ricino y las paseaban por el pueblo. Raro era el día que no salía el camión de madrugada para fusilar a personas inocentes, y volvían cantando el Cara al Sol.

María Antonia Jiménez Alcaide, sería denunciada " por ser cómplice de los sublevados, al haberse ofrecido a actuar de mediadora.Días más tarde, sería detenida en su propio domicilio. Un grupo de falangistas la detuvo el día 15 de agosto de 1936, en el interior de su casa, poco antes de las diez de la noche.

“... la mirada que mi madre me dirigió, no podré olvidarla nunca”  Su marido Fernando Valle, se encontraba en la puerta de la casa tomando el fresco  con su hijo Agustín en brazos, cuando el grupo de falangistas, encabezados por el cabo de la guardia civil, llegaron buscando a su mujer para ... "llevarla al cuartel".  Entraron en su domicilio y detuvieron a María Antonia, maniatándola para llevársela por la fuerza.
Fernando Valle, se negó por rotundo a abandonar a su mujer, diciendo... "donde vaya mi mujer voy yo" , a lo que los falangistas le contestaron "muy bien, tu también te vienes con nosotros". Tras un registro en su domicilio, le acusaron de esconder armas.Eran escopetas de caza.

Sus cuatro hijos, de edades comprendidas entre los 16 y los 4 años , presenciaron como se llevaban a sus padres. Nunca más volverían a ver.

"... la mirada que mi madre me dirigió, no podré olvidarla nunca"

Pocas horas después de su detención, María Antonia Jiménez Alcaide embarazada ya de cinco meses y con 40 años de edad y su marido Fernando Valle Luque con 41 años, fueron subidos, maniatados a un camión, junto con otras personas de la misma localidad y de otras limítrofes, que desde Fernán Núñez inicio un mortal y planificado recorrido en dirección al término municipal de Aguilar de la Frontera, a 26 kilómetros de distancia.

Al alba del día 16 de agosto de 1936, serían vilmente asesinados, junto a sus compañeros de infortunio, detenidos también en las localidades de Montemayor y en Aguilar de la Frontera.
Sus cuerpos sin vida, serían trasladados al cementerio municipal de Aguilar de la Frontera, donde desde hacía ya varías semanas se venían realizando este tipo de ejecuciones todos los días. Junto a diez y seis personas más ,entre ellas otras dos mujeres, Fueron arrojados a casi tres metros de profundidad a la fosa común número 19.

Sus hijos, huérfanos de padre y de madre, Antonia, Manuela, Agustín y Marina pronto, muy pronto supieron de la implacable justicia del nuevo régimen nacional. Un nuevo régimen que dos meses más tarde, asesinaría también a uno de sus tíos Juan Jiménez Alcaide, uno de los hermanos de María Antonia, de 45 años de edad y también comerciante de profesión el 7 de octubre de 1936.

Y una implacable justicia, que iniciaría una persecución vergonzosa para expropiar los bienes y propiedades de otro de los hermanos de su madre, Alfonso Jiménez Alcaide, que sufriría en sus carnes la represión económica del nuevo régimen, al verse sometido a la Ley de Responsabilidades Políticas.
Los bienes económicos e inmuebles del matrimonio , que poseían una tienda de tejidos y la casa del Casino, donde instalaron un café, les fueron embargados y expropiados.

"De la casa del Casino, mis padres habían pagado un plazo y les quedaban otros dos por pagar al dirigente de la CEDA Manuel Jiménez Benito. Esté tras los asesinatos de mis padre, recuperó la casa ,hoy llamada "El Mercantil, y la alquiló a la Falange , se apoderó también de una pastelería y tienda de ultramarinos de un hermano de "La Fina", Juan Jiménez Alcaide, al que habían matado en Córdoba". Comenta su hija Manuela Valle Jiménez.

Una nueva justicia, que participó en su desaparición, física y documental, pues sus asesinatos, su desaparición, su muerte, no se inscribió oficialmente en el registro Civil, hasta el año 1953, diez y ocho años más tarde de haberles quitado la vida.
Pasado, el tiempo, el 29 de abril de 1940, el Juzgado Municipal de Fernán Núñez, realizó una petición al alcalde de Aguilar de la Frontera, para conocer el paradero final de Fernando y María:

" Espero merecer de Vd., se informe a este juzgado, si fueron inhumados en el cementerio de esa localidad los cadáveres de los que fueron vecinos de esta villa Fernando Valle Luque y esposa María Jiménez Alcaide a quienes les fue aplicado el bando de guerra el 16 de agosto de 1936, en ese término.
     Dios guarde a Ud. muchos años.
   Fernán Núñez 29 de abril de 1940

Y al cual el entonces alcalde de Aguilar de la Frontera, le contesta en los siguientes términos:

" Contesto a su atento escrito fecha 29 del pasado mes de abril, por el cual me interesaba informe sobre si habían sido inhumados en el cementerio de esta ciudad, los que fueron vecinos de esa Fernando Valle Luque y su esposa María Jiménez Alcaide a quienes les fue aplicado el bando de guerra el 16 de agosto en este término municipal.
Lamento no poder informar a ese Juzgado sobre estos extremos. En los libros del cementerio municipal, no aparece dato alguno que con ello se relacione y por cuanto afecta a informes que he adquirido – razón por la que antes no he contestado a su citado escrito  resulta que, en efecto, en aquellos días fueron enterrados varios cadáveres de hombres y mujeres, a quienes se encontró en las proximidades de esta ciudad, pero sin que conste nombre ni dato alguno que pueda servir para su identificación, y para en este momento, responder categóricamente a la pregunta que se me hace."

Esa identificación, gracias a la búsqueda emprendida por sus hijos Manuela y Agustín
Valle y sus nietos Carmen Yuste Valle, Fernando Yuste Valle, Enrique Santos Valle, Elisa Valle Hernández, Fernando Valle Hernández, Rosa Mª. Valle Hernández y Montserrat Valle Hernández hoy, afortunadamente, después de más de tres cuartos de siglo, ha sido posible.
Con la intervención de exhumación y la identificación genética por ADN llevados a cabo por AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Córdoba), María Jiménez Alcaide y su esposo Fernando Valle Luque han podido ser identificados para poder ser devueltos de nuevo a sus familiares, para que el después, se pueda hacer presente para siempre.

Todos han pasado su vida recordando y transmitiéndonos el recuerdo y luchando por encontrar las comprensión de unos hechos que resultan en verdad incomprensibles.
Por eso ahora, en este "después", que es nuestro presente, los nietos y las nietas de María y de Fernando, no buscan comprender, sino más bien edificar un sentimiento que junte lo que el crimen y la guerra separaron, un sentimiento que será una casa, donde los hijos se reúnan de nuevo con sus padres. "Y buscamos también las difíciles palabras, palabras que no resuenen con rencor, pero sí con justicia, para transmitir a nuestros propios hijos el orgullo por aquellos que el tiempo, esta vez ya no nos va a arrebatar".
Hoy con esta mirada realizada desde el otro lado del tiempo, quiero acudir de nuevo a
la memoria, para cargar de sentido estas vidas, estos nombres y apellidos. Para tener el privilegio de ver por un instante el rostro de esta mujer y de este hombre congelados en una fotografía en blanco y negro.
He querido descorrer el cerrojo cerrado del silencio y contar la verdad, para que ese pequeño milagro del tiempo y la historia nos devuelvan de nuevo a María y a Fernando, a través de su ya permanente presencia, capaz de sobrevivir al tiempo y a la guerra, por que la vida de estas dos personas admirables no termino con su muerte.

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