Merienda de medios

El doctor Aznar

Corroído por la envidia, Obama contraprogramó este pasado martes con exótica alevosía, e hizo coincidir la jura de su cargo con la investidura de José Mará Aznar como doctor honoris causa por la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia, en un fútil intento de restar protagonismo al ex presidente español. Hombre de indiscutibles méritos, en las fotos publicadas ayer, Aznar esboza una franca sonrisa, por lo que cabe presumir que él mismo podía contemplarse en algún espejo con el divertido birrete bermellón de flecos que pomposamente ceñía en su cabeza.

El detalle de la sonrisa no pasó inadvertido al avezado José Luis Torró, quien, como refiere en la edición valenciana del ABC, percibió el gesto tras rendir a Aznar un "cálido y prolongado aplauso" junto al resto de asistentes. Es normal que el periodista no pudiera reprimir las palmas ante un caudal de frases de las que "cualquiera podría ser calificada como certera, atinada, conveniente y convincente". Todas ellas compusieron el discurso "de un estadista, el de un español al que le duele España al igual que le ocurriese a José Ortega y Gasset, Julián Marías y Manuel Azaña". Nótese la maestría del columnista de Ontinyent para disimular su evidente ramalazo socialista.

Según editorializaba en El Mundo su rendido admirador de Logroño, las palabras del doctor Aznar pidiendo esfuerzo a los ciudadanos y achacando a Zapatero haber diluido el espíritu modernizador de Suárez, González (como lo leen) y el suyo propio, "le sitúan, curiosamente, en sintonía con el discurso que ha venido desplegando Obama", algo que podría pasar por un halago o por un insulto.

A estas alturas, no se sabe bien si del empleado de Murdoch hay que hablar en pasado, como hace el maestro Alvite en La Razón –"dicen que Aznar era tenaz, pero poco inteligente, y que, si fuese lúcido, ni siquiera un tipo tan torpe como Bush lo habría elegido como socio"–, o en presente continuo, como Federico I en la Cope: "Fue un discurso de presidente del Gobierno o de candidato a la Presidencia (...) Ayer es la primera vez que yo le veo explícitamente decir ‘conmigo vivíamos mejor’, para entendernos". Se supone que el guiño al franquismo no fue intencionado.

Cansancio notarial

Claro que no todos fueron parabienes. A López Burniol, quien al parecer es tertuliano y notario, perfecta combinación para levantar acta informativa, Aznar le produce "cansancio" porque siempre habla mal del Estatut, y así lo explicaba enEls Matins de TV3. Quizás sea porque "Aznar siempre es una percha de actualidad", tal y como proclamaba Justo Serna en la edición valenciana de El País. El ególatra Obama no sabe con quién se la está jugando en la parrilla de los telediarios.

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