Merienda de medios

Recuento de cadáveres

Han sido las gallegas y vascas unas elecciones tan atípicas que, a contracorriente de lo habitual, ha habido partidos que han reconocido su derrota, algo obligado en un campo de batalla sembrado de cadáveres políticos que aún ayer se hacían pasar por vivos. Las refriegas han dejado un muerto, Pérez Touriño, uno que se resiste a serlo, Anxo Quintana, otro que lo estará, Juan José Ibarretxe, y hasta un resucitado llamado Rajoy, que de madrugada subía a los cielos en loor de multitud: "Cuando bajó a la calle –explicaba su látigo viperino Federico I– creo que se oían gritos de ‘el hilo, el hilo’, porque es que subía como un globo".

Losantos no estaba tan feliz como su álter ego con tonsura, que protagoniza un videoblog llamado a revolucionar el mundo mundial y el otro. Ramírez tiene tan poca telegenia como sentido del ridículo, lo que augura su triunfo aunque se haga el políglota y al resto nos dé la risa: "Hoy toca brindar por partida doble. ¡Agur, Sabino Arana! ¡Boas noites, galescolas! ¡Qué gran día para la España constitucional!", proclamaba.

Conste que en lo del ridículo la competencia es durísima. El tebeo de Marhuenda se atribuía en su portada el triunfo de los populares en Galicia con este titular: "La presencia de Rajoy en la campaña y los escándalos del Gobierno gallego denunciados por La Razón, claves en la victoria". Y con algo más de ídem Alfredo Aycart hacía lo propio en la monarquipedia, pese a que no tenga muy claro este hombre que dos no hacen un trío: "Han sido, pues, los escándalos de despilfarro, muchos de ellos desvelados por ABC, los que han acabado por hundir al tripartito (sic)".

¿Alguien recuerda las soflamas a favor de un cambio de legislación para que fuera el partido más votado el que gobernara e impedir casos como el de Baleares? El columnismo más diestro, no. Por no recordar, César Alonso de los Ríos olvidó ayer lo que había escrito el viernes cuando auguraba más nacionalismo en Euskadi aunque gobernara Patxi López. "La caída de Ibarretxe es histórica (...) Ha caído el soberanismo (...) Los nacionalistas vascos, de derechas y de izquierdas, tendrán que buscar otras salidas", dice ahora. Esto sí que es un cambio.

El peligro del ‘gin-tonic’

También hay quien lo ha pasado mal. Suso de Toro, el escriba gallego de Zapatero, estaba desolado. "Una derrota así la paga el conjunto de la sociedad, condenada a no tener verdaderas oportunidades de alternancia", gemía en El País, donde, por cierto, existe el empeño de que el PNV salve los muebles o, incluso, que el resto le ponga un piso. Una de las opciones que el periódico entendía como razonable era la de "un Gobierno monocolor del PNV en minoría, abierto a pactos diversos". El gin-tonic no marida bien con los editoriales escritos a la luz de las velas.

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