Merienda de medios

¡Hagan juego para que la banca gane!

La plutarquía, decía Ambrose Bierce en El diccionario del diablo, es el "gobierno de quienes sobresalen en la defensa de la propiedad privada y destacan también en el de la propiedad inmobiliaria". La definición encaja como un guante respecto de los siete magníficos de la crisis que el lunes tomaron en Moncloa café y pastas con Zapatero y que, con unanimidad digna de elogio, aparecieron retratados ayer en la portada de los principales diarios del país. De porte lustroso y bien alimentados, nadie diría que nuestros banqueros estén preocupados, y ahí radica nuestra confianza: mientras ellos sigan forrándose nuestros ahorros estarán a salvo.

Incluso en tiempos de incertidumbre, a los amos del dinero se les suele hacer la pelota sin disimulo, un ejercicio en el que se ha doctorado el vicedirector de El Mundo, García Abadillo, para quien lo más destacado de la cita, además de la improvisación zapateril, fue la ausencia de Emilio Botín, que se encontraba "lejos, muy lejos", ya que "si le hubiera dado tiempo, él habría estado allí, naturalmente".  El Santander y su presidente está comprometidos con el país y, sobre todo, con el departamento de publicidad de este diario, para el que es un honor tenerle entre sus principales anunciantes. Pero, ¿qué decir de su sustituto, Alfredo Sáenz? Pues que no le desmerecía, habida cuenta de sus extraordinarios conocimientos, tantos como para permitirse dar "una lección magistral sobre lo que está ocurriendo en el Reino Unido". La improvisación gubernativa quedaba clara en la foto: Sáenz estaba sentado en una silla, mientras los demás ocupaban sofás de diseño. ¿No es una vergüenza?

Las empresas editoras –quizás más que el resto- son muy sensibles cuando se habla de los bancos, especialmente si la pulmonía internacional puede contagiar a nuestro solvente y elogiado sistema financiero, y ello puede cortar el grifo del crédito como ya está sucediendo. La reunión de Moncloa coincidía precisamente con otro encuentro, el del consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, con la canalla, en el que anunciaba que la editora de El País buscará a través de "cualquiera de los elementos del mercado", es decir, por tierra, mar y aire, hasta 2.000 millones de euros para pagar los intereses de sus préstamos. Seguro que Cebrián no influyó, pero las acciones de Prisa se dejaban el lunes un 7,1%, un recorte que ya es del 66,36% en el conjunto del año. Una inversión segura a más no poder.

Quizás por ello a El País le molesta especialmente la aparente inactividad del Gobierno, al que pide que recupere la iniciativa y al que sugiere editorialmente soluciones imaginativas para dotar de liquidez al sistema, tal que "un fondo mixto del ICO y los bancos, encargado de adquirir las emisiones y activos de las instituciones, o comprar titulizaciones hipotecarias". Ya se sabe que sin liquidez no hay créditos, ni siquiera para Prisa.

Faro de la estulticia

Entre las inevitables reflexiones sobre la riqueza y la pobreza destaca la de Hermann Tertsch en ABC. La sociedad –opina- está jodida porque la idea del mundo que se le brinda es la del "nuevorriquismo semilumpen, arrogante y faltón" representado por Bibiana Aido, Belén Esteban, Pepino Blanco y Eva Hache, "es decir el mundo de la Ceja y subproductos". En resumen, que estamos perdidos. Confiemos en que la luz de Tertsch nos siga guiando como un faro de sabiduría en los acantilados de la estulticia.

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