Merienda de medios

La comisión de Mata Hari

Tras investigarse concienzudamente a sí misma y a su entorno por espacio de unos minutos, Esperanza Aguirre ha confirmado que nadie de los suyos espió a los otros, que también eran de los suyos pero recelaban de sus calcetines. No tenía sentido, por tanto, mantener abierta la comisión en la Asamblea de Madrid ni un segundo más. Sus conclusiones determinarán que los culpables son, por este orden, la prensa canalla, los espiados, que mienten más que hablan y, además, afanan portátiles al descuido, y el conde de Romanones, que inspiró a Leguina la creación de un servicio de información que heredó Gallardón y que éste, sin avisar, dejó en activo para que Aguirre pudiera espiar a sus rivales políticos, algo que tras arduas indagaciones se ha demostrado falso.

"El PP ha echado el cierre a la investigación igual que se hace con la puerta santa de Santiago en el año Jacobeo: un ladrillo encima de otro hasta no dejar que pase la luz", afirmaba Rafael Martínez Simancas en El Mundo. Pero que nadie vea oscurantismo en el carpetazo ni en que se haya impedido la comparecencia de 18 personas, entre ellas los espiados; al fin y al cabo, a ninguno se le ocurrió volver la cabeza cuando estaban siendo vigilados. ¿Qué podrían aportar sus testimonios?

La diligencia de Aguirre en demostrar su inocencia con la desinteresada ayuda del riojano Ramírez ha enfurecido al diario El País, contra el que la chulapona presidenta madrileña se ha querellado. En su editorial de ayer hablaba de "farsa", "abuso de poder" y "gesto caciquil" de la candorosa Esperanza. Sostenían los de Prisa que "el desafuero político de Aguirre en la Asamblea de Madrid es, además, un desafío a la dirección del Partido Popular", a cuyo megalíder, Mariano Rajoy, exigían que cumpliera su palabra y llegara hasta el final.

Pero tras la conquista de Galicia, Rajoy no parece estar por la labor. "Sabe de las ambiciones políticas de la presidenta y se lo tiene en cuenta, pero en este momento parece preferir que no aflore la tensión entre ambos dejándola hacer, es decir permitiendo que la comisión de investigación se cierre en falso", aseguraba en el Diario de León Julia Navarro, que igual observa en este gesto una conexión con el epitafio de Alfonso X el Sabio y escribe otro best-seller.

De Madrid al cielo

Hablando de epitafios, el editorial de El Periódico de Aragón esbozaba uno para la Mata Hari de los populares: "A Esperanza Aguirre puede salirle bien la operación en el terreno de juego madrileño (...) pero es difícil que fuera de Madrid pueda presentarse desde hoy como una alternativa seria a dirigir la derecha española". Así que, de Madrid al cielo y un agujerito para seguir espiando, digo viéndolo.

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