Merienda de medios

El coche fantástico

Distraído con los festejos por su victoria en Galicia, Rajoy no ha visto cómo se le venía encima un Jaguar de ocho cilindros en uve, que ya ha atropellado a su vicesecretaria de Organización, Ana Mato. Es que van como locos. La historia es sencilla. Mato estaba casada en 1999 con Jesús Sepúlveda, aunque se nos sugiere que convivían sin hacer vida marítima. A Sepúlveda, hombre de confianza de Aznar y secretario del área electoral del PP, Francisco Correa le compró ese año un coche de 8,6 millones de pesetas. Para negar el soborno, el ex marido del Jaguar ha asegurado que fue un trueque por su BMW. Mato dice que no sabía. Rajoy dice que no le consta. Aznar no dice nada. Hasta aquí los hechos.

La "siempre bellísima" Ángela Vallvey, que, por modestia, ha eliminado de la Wikipedia este epíteto épico de su pie de foto y ha dejado sólo el nombre, estaba sumida en la duda metódica. "La respuesta de Ana Mato, a mí, mi feminismo mediante (?), me cuadra. Esto de que ‘no me consta’, es verdad (?). Un Jaguar no es como una tartana, que es lo que solemos tener la mayoría de los contribuyentes, y se sabe o no se sabe, o sea, está ahí o no está ahí. Es tan fácil como decirlo (...). Este tema lo pongo sub iudice mientras no esté aclarado", exponía en Onda Cero para desconcierto general.

A Mato le ha preguntado Leire Pajín si se montó en el regalo de Correa y Francisco Marhuenda, que ahora pasa por periodista, pero que entonces era el adjunto de Rajoy en la dirección de las campañas electorales del PP de 1996 y 2000, se ha puesto como un basilisco. "La operación contra Ana Mato me parece una desvergüenza", afirmaba en Espejo Público de Antena 3. "Si [Sepúlveda] le dijo a ella ‘lo he comprado’ [el Jaguar] tampoco vas a decir, pues oye, en las parejas la gente no dice tráeme las facturas", añadía este monumento a la independencia que dirige La Razón. ¿Y Correa? Ni Marhuenda ni Rajoy le conocían, por supuesto.

Tanta ignorancia sorprende, sobre todo porque el mismo Rajoy ha admitido que fue él quien ordenó que se diera boleto al engominado. "¿Cómo se explica?", inquiría Luis M. Alonso en La Nueva España. "Pues de ninguna manera. O sea del mismo modo que tampoco se explica el hecho de que a Ana Mato no le conste que el ex alcalde de Pozuelo tuviese un Jaguar cuando todavía estaba casada con él. Una mujer puede pasar de fijarse en las corbatas que compra su marido pero no es creíble que no le preste atención al cochazo estacionado en el garaje de casa".

Ver, oír y callar

Rajoy y Mato convivían con corruptos, pero no sabían nada. Y si lo supieron callaron. "¿Qué hay que hacer en un partido político para ser censurado? ¿Matar? ¿Violar menores?", se preguntaba Luis del Val en el Diario del Alto Aragón. Ni así.

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