Merienda de medios

‘Pepiño’ ya es Don José

Lo de José Blanco y Esperanza Aguirre empieza a ser una bella historia de amor forjada en hormigón y piedra berroqueña. El novio tiene posibles y ha prometido a la novia que le pondrá la mercería, y la chica se ha ido muy contenta con una M-50 y un plan de cercanías en el bolso de los abalorios. Blanco, por cierto, ya no es Pepiño, sino Don José, porque ahora, como contaba Kiko Méndez-Monasterio en La Razón, "es un tío muy serio que reparte miles de millones y que precisa de reverencia".

Gracias a sus besuqueos con la presidenta, Blanco se ha rehabilitado ante sus críticos, que le dedican encendidos elogios. "No andaban errados los que afirmaban que sería un ministro que estaría a la altura de las circunstancias", proclamaba en Granada Hoy la mujer más indignada de Europa, o sea, Pilar Cernuda. "Lo que veo en Blanco es que apunta maneras", afirmaba Justino Sinova en Onda Cero. "Blanco logra así además reinventarse como ministro", le reconocía El Mundo. ¡Qué bonito es el amor!

Quien no se había enterado de por dónde soplan ahora los vientos era un tal Romualdo Mestre, que ponía en solfa la capacitación del 'gastamás' de Zapatero: "Pepe, el de Fomento, ha roto la tradición de que todos los ministros del ramo tuvieran formación universitaria, que es lo menos que se puede pedir", escribía en ABC de Sevilla, periódico que también mantiene otro idilio con Esperanza, un poco casquivana ella. Tenía que ser Carlos Herrera quien le diera cumplida respuesta radiofónica: "El tiempo que no ha dedicado a estudiar lo ha empleado en aprender a gestionar muy bien algunas cosas". Vivir para escuchar.

El caso es que, con su actitud, el galán de la obra pública ha dejado como un felpudo a su antecesora, a quien se envía al Europarlamento para poner a prueba a los traductores. Estamos, según Cinco Días, ante "el fin de un inútil, improductivo e inexplicable desencuentro entre la presidenta de Madrid y la anterior titular de Fomento, un viaje a ninguna parte que en ocasiones rozó el ridículo y en demasiados casos pareció acercarse peligrosamente a la rencilla personal".

Montaje

¿Que qué pretende Blanco en realidad? "Nuestro querido Pepiño quiere abrir ahí una brecha o ampliar la que pueda existir entre Esperanza Aguirre y Rajoy e, incluso, Gallardón", opinaba Ramón Tamames en Punto Radio. En resumen, que este idilio es un montaje, como el de la duquesa de Alba.

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