Merienda de medios

Dame pan y llámame tonto

Al pequeño Napoleón del Elíseo le han pillado largando en petit comitè contra sus colegas europeos con la prepotencia de quien se cree "la última coca-cola del desierto", dicho sea a la manera de Mercedes de la Merced en La Mirada Crítica de Telecinco. Respecto a Zapatero, no ha quedado claro si lo que le dedica es un insulto o una alabanza, si es que puede resultar un elogio que de uno piensen que tiene pocas luces pero gana elecciones. Del asunto se mofó cínicamente el PP, que no entendió que a quien gana las elecciones el "bobo solemne" de Zapatero es a su avispado líder.

Es en estos debates sobre la inteligencia donde la "siempre bellísima" Ángela Vallvey exhibe toda su neuronalidad. "Esas cosas no se pueden decir; eso lo tenemos que decir nosotros de Zapatero, que sea listo o tonto, pero Sarkozy no puede venir aquí a decirlo", afirmaba en Onda Cero. Vamos, que para insultarle nos bastamos al sur de los Pirineos o le pedimos a Isabel Durán que nos eche una mano. Esto es lo que manifestaba con nocturnidad en Intereconomía, la radio de Don Pelayo: "Zapatero, de tonto, lo justo; otra cosa es que sea un irresponsable, un indocumentado, que sea un frívolo...".

Algunos de estos comentarios han sublevado a Joan Barril, que viene de estrenar con Barral la editorial Barril&Barral y está susceptible. "Un tipo que va rajando como si fuera el más chulo de la taberna, debería ser una vergüenza internacional. Pero aquí sirve para denigrar a un gobernante", denunciaba en El Periódico.

Lo que se ha pasado por alto en esos comentarios es que "la primera burbuja en alcanzar la categoría de jefe de Estado (...) haya resumido a la perfección para qué gobiernan los líderes políticos occidentales: para seguir gobernando", como destacaba Irene Lozano en La Estrella Digital. Una vez en el poder, la ideología o la inteligencia vienen a ser lo de menos. "Los estadistas con mayor posibilidad de supervivencia son aquellos que han preferido el compadreo, el chismorreo y otras habilidades de pasillo en lugar de cargar con el pesado fardo del cerebro", en opinión del mundial David Torres.

El favor de Sarkozy

La cosa, al fin y al cabo, "no es tan grave", y así lo explicaba la mismísima María Antonia Iglesias en Telecinco. Sarkozy será "un lenguaraz", pero "nos ha hecho un enorme favor con el tema del G-20, donde Zapatero no estaba". Dame pan y llámame tonto.

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