Merienda de medios

A partir un Peñón

Moratinos se nos ha ido a Gibraltar, y su salto de la verja ha inquietado mucho por si resbala y parte el espinazo a una política de 300 años de no poner un pie oficial en la Roca. Tiene uno la sensación de que el asunto del Peñón ha perdido bastante morbo, al margen de que siga sorprendiendo que los yanitos hablen un andaluz perfecto, sobre todo si es un bobby al que le preguntas por una calle. Entre el plan A –aislamiento- y el plan B –integración-, se ha optado por el B que, previsiblemente, dará los mismos resultados que el A, o sea, ninguno en lo que a la soberanía se refiere. ¿Nos quita el sueño? Pues no, para que nos vamos a engañar.

Aún así, la visita ha descompuesto al académico Luis María Anson, que esbozaba en El Imparcial su teoría de leña al mono (de Gibraltar) hasta que baile flamenco: "No se debió hacer nunca ninguna concesión territorial a Gibraltar y mucho menos la del aeropuerto (...) Debió reducirse Gibraltar a una hirsuta base militar, a una colonia inhóspita (...) La política española en lugar de hacer invivible la Roca, la ha convertido en un paraíso".

En la misma línea se mostraba el inefable Marhuenda, todo un estratega en lo que a conflictos internacionales se refiere. "Tu metes una murallita y oiga, mire, eso no lo reconozco, no existe, no dejo pasar trabajadores, no hay relaciones comerciales. Y a ver quién aguanta porque, claro, los británicos son muy suyos y cuando las cosas les cuestan dinero eso se complica bastante", explicaba en la COPE sin apóstol. ¿Qué quién paga la muralla? El Plan E, lógicamente.

Lo cierto es que en el Peñón vive "gente rara", como aseguraba José Joaquín León en el Diario de Sevilla, empezando por su ministro principal, Peter Caruana, que tiene la face más dura que el cement, dicho sea en el inglés de la Roca. "Nadie dijo que la cooperación supondría que de la noche a la mañana los gibraltareños querrían ser españoles", declaraba el susodicho a El País. ¿Y lo del paraíso fiscal? "Ya no es lo que era". Eres un genio, Peter.

Desatinos
Para otro Peter, más conocido como Ramírez, la visita del jefe de la diplomacia española "supone un reconocimiento de facto de que Gibraltar es un asunto exterior", tal y como advertía el editorial de El Mundo. El desatino, por tanto, ha sido enviar a Moratinos, cuando lo suyo era que viajara Chaves y les hablara de financiación autonómica, que además sabe el idioma. Esos errores se pagan.

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