Merienda de medios

Rajoy hace aguas

10-21.jpgLos vigilantes de la derecha, que son como los de la playa con menos escote, habían concedido a Rajoy un período de gracia para ver si el gallego se hacía por fin un líder hecho y derecho, pero, por lo visto, se les acaba la paciencia y ya no encuentran satisfacción ni en las encuestas favorables. Al del PP no le perdonan su abulia hacia la uniformidad, el roto navarro, la rebelión hídrica de dos diputados murcianos y el auge de Zapatero, que se ha cambiado el traje de don Tancredo por el de Keynes y saca pecho entre los estadistas de tronío. En resumen, que le han empezado a poner las peras al cuarto y, al tiempo, le mueven el nogal –que diría Arzalluz– para ver si caen las nueces y Esperanza Aguirre se da un atracón.
"La pérdida de pulso de Rajoy es manifiesta", certifica Ignacio Camacho en ABC en su boceto de esquela. "Los disidentes internos lo esperan en la gymkhana electoral de 2009 (...). Un Rajoy decidido a plantar cara puede incluso ganarle ese pulso a Zapatero, pero la cuestión está en que nadie sabe a día de hoy si en esa carrera aparecerá el rocoso estratega de Valencia o el derrengado cansino al que se le hacía un mundo ir al desfile".

Peor incluso lo ve Tomás Marco, también en ABC, quien coloca a Rajoy al timón del Titanic, un barco poco recomendable para enfermos de reuma. "No hay nadie dispuesto a ensuciarse las manos echándole carbón a las calderas (...) Él está al mando de un paquebote insumergible que puede gobernar con un par de grumetes un oficial (el de derrota) que asegura que don Mariano es Nelson".

La metáfora del hundimiento aviva la lírica de Joan Valls en Libertad Digital, un rapsoda del columnismo contemporáneo. Compruébese su métrica: "Gimo, todo bajo control. Se hace el silencio. / Los barones nos robaron los botes y huyeron, / Ahora se dividen los botes en baronías. / Me congelo, no siento las piernas. / El viento polar me trae sus gritos baroniles: / ¡Mariano el último!".

De nuevo un paso por delante, Ramírez le organizaba este pasado domingo un foro a la presidenta de Madrid para que degustara las primeras nueces. Aguirre tuvo que preguntarse a sí misma para quedar satisfecha: "Haga la pregunta de otra manera. ‘Se va usted a presentar al próximo congreso?’ Y yo le contesto: ya veremos". Para rematar la faena, se publicaba ayer una tribuna de Juan Costa, o sea, en la que se recogían las obviedades sobre la crisis del ignoto diputado al que El Mundo quiso convertir en el Zapatero del PP: "España merece un liderazgo político en el que se pueda confiar y un Gobierno capaz de construir consensos para resolver los problemas del mundo". Ni una mención al PP o a Rajoy en tres folios. ¿Es o no es sospechoso?
Dejad que los niños se acerquen a él

Lo que sí empieza a levantar sospechas es la obsesión infantil de Iñaki Ezkerra. Si hace unos días nos desgarraba el alma con Sally, la niña de Atlanta obligada a aprender gallego y catalán, ayer nos presentaba en La Razón a Adrià, "un niño valenciano al que conocí hace no mucho en la piscina de una urbanización alicantina". Adrià tenía cuatro años y hablaba sólo valenciano, lo que le impedía jugar con otros niños que sólo hablaban castellano. "Malditos planes lingüísticos si sirven para robarle un verano a un niño". Si este hombre quiere que lloremos, va por buen camino.

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