Merienda de medios

Felipe en 'salsa rosa'

Las apariencias engañan. Observen este titular: "Felipe González pide una solución conjunta a la crisis financiera en Uruguay". Y fíjense en este otro: "La imagen de la novia de González". El primero corresponde a la edición digital de la revista Hola. El segundo coronaba ayer la página 96 del ABC. ¡Qué tiempos aquellos cuando la prensa seria, cual recepción de embajador, se distinguía por su buen gusto internacional!

No sean mojigatos. Es una evidencia que, insertado en el corazón de los diarios de élite, el periodismo rosa se transforma y acata las normas sagradas del oficio. Una es la identificación de las fuentes, regla que cumple a rajatabla la crónica de Beatriz Cortázar en el monárquico y adusto rotativo: "Según me cuentan, González está tranquilo y es más su pareja, María del Mar García Vaquero, quien anda un tanto agobiada por la presión que pudiera sentir a su regreso ahora que su romance ya no es un secreto"; otra, la imparcialidad, cualidad que destila por garrafas el desapasionado relato de Cortázar: "Vamos, que ni se trata de la típica jovencita con la que suelen acabar muchos hombres poderosos que peinan canas y creen que siguen irresistibles y encima les hacen padres cuando la naturaleza les recuerda constantemente que son abuelos".

Las plumas más audaces del roserío informativo se tornan profesionales rigurosos al contacto con la prensa de calidad. Tal es el caso de Jesús Mariñas en La Razón: "Si una década atrás se habló del alejamiento, pasión y hasta fijación romana de Carmen Romero, lo de ahora es un cante grande. Pone los pelos de punta y se convertirá en el dime y direte de los salones". Mariñas no concibe sus piezas sin una investigación exhaustiva y no publica una línea sin verificar al detalle todos sus extremos: "Este amor que a algunos pilla por sorpresa no es nada improvisado, puesto que ya se conocen desde hace dos años y sólo les costaba dar el paso decisivo (...). El vecindario está alborotado con la llegada de tan enamorada pareja".

El gato escaldado 

Ahora bien, ¿debe la prensa seria inmiscuirse en las vidas privadas de ciertos personajes y quitarle impunemente el pan a Pronto y Qué me dices!? A la pregunta del millón respondía ayer en la Cope el conde-duque Ramírez, un hombre que es la ética con tirantes aunque diste mucho de ser un especialista en prensa seria: "No va a ser de este aspecto de la vida de Felipe González del que el diario El Mundo se ocupe (...). Él es un ciudadano privado, no tiene ningún cargo público, no realiza ninguna función de representación... Su vida privada no tiene interés público, es suya y ya está". El gato escaldado del agua caliente huye.

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