Modos y Modas

Aerofagia social

COLOFONOSCOPIO// TONINO

Regocijémonos de que Santi Santamaria ponga en su sitio a la nueva cocina española, de que Gallardón atempere los ánimos del locutor Francófono de la Cope o de que alguien –aún por venganza– haya denunciado por fin al responsable de la Policía Local de Coslada. Pueden ser maniobras internas de sus respectivas corporaciones pero también la punta del iceberg crítico oculto por ese pensamiento único que nunca fue exclusivo de Aznar. El pensamiento único, al desnudo, aclara por qué los gregarios suelen ser tan aburridos y también tan sociables, su necesaria pasión de ir en rebaño. Todos conocemos a un jefe de planta, un director, un periodista, un constructor, un artista, un médico, un letrado y otras formas de poder cuya vulgar necedad les permite rodearse de acólitos ovejunos mientras la personalidad de su líder se va hinchando, como un enorme pedo que nadie quiere que explote por ciega conveniencia. ¿Qué placer sino el interés puede proporcionar el trato con seres que, para pertenecer a una comunidad, se relacionan con lo más bajo de su naturaleza? Disfrazados de ideólogos, de modernos o de eficientes ejecutores han provocado culpa y miedo en quien tenía más valía y la envidia de cualquier imbécil que ansiaba ocupar su lugar. Aprovechemos esta buena disposición que aparece muy raramente para denunciar las tomaduras de pelo por su nombre antes de acabar enterrados en nuestro silencio, que, por otro lado, es tan agradable y acogedor...

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