Modos y Modas

Papel higiénico

CUALQUIERA TE DICE NADA// ALBERTO OLMOS 

El otro día me extrajeron una muela del juicio. Anestesia, pinchazos innumerables, tirones con fórceps, apalancamientos con mi barbilla como punto de apoyo; dolor. Las encargadas de la extracción eran dos mujeres. Durante un momento, sopesé lo sexy de la situación: dos chicas haciendo cosas con mi cuerpo, dentro de mi cuerpo. Luego, extrañamente, pensé en torturas, y me recorrió un escalofrío. La situación era similar: el cuerpo de una persona a expensas de una autoridad, una encarnación del poder con fórceps, tenazas, posibles ganas de infligirte el dolor más agudo, de sacarte los dientes como quien arranca plantas en una orgía violenta, aniquiladora. Pensé que no soportaría ni la menor laceración, que cantaría al primer atisbo de sangre.

Dice Woody Allen en Annie Hall: "En cuanto te quitaran tu tarjeta de crédito, lo contarías todo". Exacto. Como no soy un político mendigando votos con demagogia, puedo decirlo: no somos valientes y no podemos fiarnos de la ética de tiempos felices.

Ha habido una huelga de camioneros de apenas una semana. La gente ha sentido miedo, ha arrasado supermercados, ha llenado su casa de papel higiénico. Ha quitado comida de las manos de otra gente. Ha cuestionado la acción en cuanto se ha sentido incómoda. Ha sido egoísta.

En caso de guerra, de atentado, me gustaría saber quién de nosotros cree que va a estar a la altura.

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