Modos y Modas

Normas

COLOFONOSCOPIO// TONINO

En estos días de euforia futbolística es cuando uno se da cuenta de que las normas están hechas para jorobar al bondadoso. Justo antes de la nacional victoria estaba celebrando con unos amigos en un bar la revolucionaria noticia del primer trasplante de cara y habíamos decidido todos trasplantarnos la de Zaplana, que salió por unanimidad como el rostro que todos deseamos cultivar y que te permite alcanzar prácticamente cualquier sueño. Cuando salimos, algo achispados, en nuestros vehículos un control policial nos impuso la conveniente multa y la habitual retirada de puntos del carné. De nada sirvió alegar nuestro entusiasmo por el avance la ciencia médica en España. No nos habíamos permitido el lujo de bañarnos en las fuentes, ni tocar el claxon hasta altas horas de la madrugada coreando "viva el trasplante". Nos cayó todo el peso de la ley. Sin embargo cuando salí el pasado domingo más sereno que un notario tuve que esquivar a las hordas que celebraban el gol lejano de la selección, los vehículos zigzagueantes y comprendí que las normas viales cambian según el interés general: cuando un conductor saca el brazo por la ventana significa que lleva el cristal bajado; si se detiene en un semáforo en rojo es que se le ha resbalado el pié del acelerador; si enciende el direccional izquierdo es posible que gire a la derecha o que se precipite sobre uno haciendo marcha atrás; cuando se detiene en medio de la calle es que ha atropellado a una señora vestida de rojo y gualda y precisa testigos. Estas son las normas que los invisibles agentes del tráfico nocturno contemplan con condescendencia. Pero confío que tras nuestro trasplante conjunto se nos dará el trato de héroes nacionales que todos merecemos. Con ello conjuraremos nuestro amor a la ciencia, enmascarándolo, sabiamente, con la pasión que la ley siente por aquellos que consiguen que el cumplimiento de los reglamentos sociales siga siendo, en este mundo, un auténtico lujo.

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