Modos y Modas

Garzemberg

AGUAS HELADAS// LORENZO SILVA

Para juzgar los crímenes nazis, los aliados montaron todo un tribunal. Lo pusieron en la ciudad alemana de Nüremberg y este nombre pasó a ser sinónimo del proceso de depuración del fascismo germánico. Nosotros, que somos así de chulos, tenemos a un superhombre que se basta, con el reducido equipo de su juzgado, para acometer él solito la purga de nuestro fascismo patrio y su pila de atropellos a la Humanidad. Todo ello, mientras se dedica a otras fruslerías, como lidiar con la parte que le toca de las pertinaces hazañas del último grupúsculo terrorista autóctono de Europa, de los mu-yahidines que pueda enviarnos Al Qaeda y del narcotráfico del país que es la plataforma logística natural para el comercio intercontinental. La denuncia pertinente para que Garzón pudiera instruir la causa de nuestro genocidio castizo se presentó, casualmente, el día que él estaba de guardia.

Muchos pensamos que debe restituirse la memoria de todos los arrollados injustamente por la barbarie, moleste a quien moleste (y provenga de donde provenga la barbarie). Pero cabe dudar que ésta sea tarea para un solo hombre y, sobre todo, si el que se ha abalanzado a acometerla, dejando aparte su entusiasmo y su loable laboriosidad, es el más adecuado. Mejor vendrían para ese tajo unos funcionarios grises, a los que pudiéramos agradecerles el esfuerzo pagándoles su sueldo. Y eso es algo que a nuestro Omnijuez hace ya tiempo que no le basta.

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