Modos y Modas

No me apetece

AGUAS HELADAS// LORENZO SILVA

Entre otras muchas informaciones útiles, el libro que la astuta Pilar Urbano le ha arrancado a nuestra desprevenida reina nos ha permitido saber que hay tres palabras que el cabeza de la familia real tiene prohibido pronunciar a los suyos: "No me apetece". El mandato, según nos aclara la propia declarante, tiene que ver con la pesadez y el engorro que suponen los actos protocolarios a los que los miembros de la unidad familiar reinante se ven obligados a asistir por razón de la alta investidura que ostentan. Cuando se prohibe algo es porque puede suceder, es decir, porque aquellos a quienes se impone la prohibición tienen la tentación de realizar la conducta prohibida, o incluso han sucumbido a ella alguna vez. Bien está que el rey y sus vástagos se priven de manifestar su tedio y se sacrifiquen por su elevada misión (ya podía aprender Mariano Rajoy, sin ir más lejos). Pero permítase a este plebeyo y humilde plumífero preferir con mucho el sacrificio de quienes se abstienen de traslucir su inapetencia cuando tienen que levantarse a las seis de la mañana para acudir a un trabajo mal pagado donde sólo les aguardan las broncas del jefe y pilas de marrones que comer. Que se abstenga de decir no me apetece quien sólo tiene que sonreír y leer un papel en un acto donde todo el mundo está desviviéndose por agradarle, y a cambio de esa tarea vive a cuerpo de rey (nunca mejor dicho), no es algo que tenga el menor mérito. Es lo mínimo que impone la vergüenza.

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