UNA HUMILDE PROPUESTA // ALBERTO OLMOS

Jonathan Switf propuso en el siglo XVIII solucionar el hambre de su patria mediante la ingesta de recién nacidos. Es hora de encontrar una solución igualmente lúcida para el problema más acuciante a día de hoy en nuestro país: el precio de la vivienda. La solución es ésta: vivir en Internet. Si la cosa va, y de hecho va, de tener un espacio propio, un territorio personal donde por unas horas al día no recibas órdenes de nadie, lo mejor es abandonar la idea de que ese espacio tiene que ser real, y enloquecer hasta comprender que ese hueco para tí en el mundo puede ser virtual. De hecho, tú no quieres tener una casa: es tu cuerpo el que quiere. Son los cuerpos los que necesitan hipotecas y un techo sobre su cabeza (tú no tienes cabeza, tú tienes mente); son los cuerpos, tan torpes y obscenamente físicos, los que andan exigiendo enriquecer a los constructores, quizá por afinidad entre su propia constitución (arquitectura de carne y hueso) y la de los productos que promueven esos constructores. Porque, si nos fijamos bien, en realidad lo que quieren unos y otros, constructores y cuerpos, es lenvantar casas con seres humanos.
Así que pasemos de la vivienda real y habitemos en Internet. Por ejemplo, en un blog. "Vivo en mi blog", diremos. "Vuelvo a mi blog", anunciaremos ante amigos. "Tengo que limpiar el blog" será la mejor de las excusas. Y si hay que hacer algo con el cuerpo mientras tanto, siempre podemos dejarlo junto a una pila de ladrillos. Seguro que hacen algo útil con él.