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EL NUEVO MAYORDOMO DE TEN // FERRAN CALVET

Todo parecía indicar que el viejo mayordomo de La prueba del algodón tenía los días contados. Un actor cincuentón y panzudo, que lo mismo podría representar a un alto cargo de la Gestapo, ya no tiene cabida en la televisión salvo para encarnar papeles odiosos, repugnantes o risibles. Así que tenemos mayordomo de recambio, tan joven y guapetón como cabía esperar.

Pero el nuevo anuncio tiene un aire inquietante. Quizá porque el sustituto adopta una actitud estática, inmovilidad forzada. Son las tres amas de casa, que a juzgar por su euforia deben de haber tomado alguna droga excitante, las que llevan la voz cantante. El mayordomo ya no dice ni pío, es puro hombre-objeto, enseña dientes y levanta una ceja puntiaguda.

¿Esta actitud pasiva es la que expresa la nueva masculinidad que reclama la mujer contemporánea? Imposible, considerando lo extremadamente inteligentes que son todas las mujeres sin excepción.

Sólo después de una más detenida reflexión, llegamos a la exégesis correcta: la mueca del joven modelo es un gesto de pánico congelado.

Él sabe que, en cuanto termine el anuncio y los espectadores ya no estén mirando, las tres amas de casa saltarán sobre él y lo someterán a dulces vejaciones. Pero sólo hasta que, llegadas al paroxismo caníbal, lo arrastren al reino de los no-muertos donde, luciendo brazalete con cruz gamada, campea el viejo mayordomo panzudo como soberano de las tinieblas...

De ahí lo inquietante.

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