Cabeza de ratón

Sonría a sus verdugos

La excepción no confirma la regla, la niega y la invalida. 38 años después de la muerte de Franco, fecha casi olvidada  en el calendario de nuestras ofensas, el estado de excepción, arma habitual del arsenal franquista, reaparece con el endurecimiento previsto de las leyes que regulan la libertad de expresión y de manifestación. Sin declaración previa sufrimos un estado de excepción permanente, andan revueltas las calles y las mentes, becarios sin beca y parados sin subsidio, huelguistas, sindicalistas y otras "tribus urbanas" muestran a diario su indignación y su insatisfacción tomando la vía pública y captando la atención de todos los medios sobre los fines de este gobierno de corruptos correveidiles de todas las troikas, los fondos monetarios de reptiles y las instituciones europeas, en entredicho para casi todo salvo cuando se entregan al insano oficio de exigir recortes y mutilaciones sociales.

Franco lo hubiera hecho mejor, habría puesto la mordaza antes de que los gritos de los torturados y los expoliados se convirtieran en clamor. Incluso Corcuera puede considerarse con su maldita ley un precursor del estado de excepción en que vivimos, pero el gobierno de Mariano "El indeciso" ha tardado en reaccionar y seguir las sugerencias del privilegiado caletre de Ana Botella: Las huelgas están tan obsoletas como los sindicatos, lo que se lleva, según la alcaldesa, es la sumisión, la cristiana resignación y el silencio de los corderos sacrificiales camino del Matadero.

La nueva ley dejará bien claro que nunca más podré "menoscabar" al policía que me reprime y si lo hiciera tendría que ser a cara descubierta, sin capucha, ni máscara. De ahora en adelante los únicos que podrán ir encapuchados a las manifestaciones serán los infiltrados de la policía, discretos funcionarios que prefieren el anonimato, terminantemente prohibido para el común de los manifestantes.

Esta mañana miré con malos ojos al policía de la esquina, le menoscabé con una mirada aviesa y cargada de menosprecio, mañana no podré hacerlo sino quiero que el menoscabado me atice un multazo en plena cara por mi desafuero. 600.000 euros por convocar una manifestación en la red es una sanción que solo podrán afrontar los que nunca suelen manifestarse en las calles, banqueros, tesoreros y políticos "escracheados" que de ahora en adelante contarán con un cordón de seguridad frente a sus domicilios, sus sedes o sus despachos. Quedarán terminantemente prohibidas las concentraciones, por ejemplo en la Puerta del Sol para no menoscabar a los comerciantes ni a los gobernantes de la Comunidad, aunque quizás nos dejen manifestarnos en la Plaza de Oriente en la que solo viven los fantasmas del franquismo, muertos vivientes que resucitan cada vez que nuestros "democráticos" gobernantes les invocan, por ejemplo con una reedición revisada de la Ley de Vagos y Maleantes que cambió de enunciado, que no de contenido, para convertirse en Ley de Peligrosidad Social. Somos peligrosos, cuidado con nosotros que somos muy dados al menoscabo y a la ofensa de los que tanto nos han menoscabado en derechos y libertades. Sonriamos a nuestros verdugos, pero cuidando de que nuestra sonrisa no parezca una mueca sarcástica y despectiva.

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