Cabeza de ratón

Pecados de amor

El amor es ciego, el amor ciega, el corazón tiene sinrazones que la razón ignora, el amor produce peligrosas alucinaciones. El amor por Julián Muñoz, "Cachuli", deslumbró a Isabel Pantoja, "La Pantoja", que cerró los ojos, cegada por el chorro de luz, por el aura resplandeciente de su Julián del alma suya.  Ella se quedó en blanco mientras él blanqueaba, hacendosamente, los trapos sucios, el dinero negro, negrísimo, de su pareja.

La "hormona del amor"- dijo el abogado de la tonadillera-  obnubiló a su defendida. La misma hormona causó similares efectos en la infanta Elena. El amor llevó a la esposa de Bárcenas a los tribunales. El amor cegó a Ana Mato hasta tal punto que ni siquiera tuvo ojos para ver el fabuloso coche de alta gama y de baja trama que había brotado en su garaje. El amor perjudica seriamente su salud y la de los que están a su alrededor, el amor mata, el amor acorta la vida, el amor daña la víscera cardíaca, el amor causa una muerte lenta y dolorosa y crea adicción, como el tabaco. Pero los pecados de amor cuentan con la indulgencia y con la benevolencia de la mayoría de las gentes, aunque no está  tan claro que pueda influir sobre el criterio de los jueces, por mucho que los magistrados también tengan su corazoncito, que suelen dejarse en casa cuando van a sentarse en sus tribunas.

El amor a la familia, noble sentimiento, produce el nepotismo; el amor a los amigos provoca mamandurrias y chanchullos... El Amor (permitan la mayúscula) mueve el mundo y así va el mundo: dando tumbos, ciego bajo el sol cegador. Es bonito escribir sobre el amor y muy difícil decir algo original al respecto, no hay campo más trillado que el del amor. El amor al prójimo  puede producir la exclusión de los no tan prójimos, el amor a la patria (permitan la minúscula) genera fanatismos y alimenta las guerras.

¡Viva el Amor! Pero guárdenlo a buen recaudo cuando tengan que aplicar la razón. El amor debería estar prohibido y también la Primavera que causa alergias. Al menos deberíamos reinventarlo, cambiarle el nombre y olvidarnos de todo lo dicho hasta ahora (incluyendo este artículo) para salvarlo de sus rutinas y de sus malentendidos. El cambio climático ya se está encargando de la primavera, el cambio climático y el ingenio de algunos funcionarios (el ingenio debería estar prohibido para los funcionarios) que organizan en Madrid, un festival de Otoño en Primavera, o montan la Feria de Abril de Sevilla en Mayo para dar un respiro a los hosteleros después de la Semana Santa.

Del amor sacro ya se ocupa el ministro Fernández Díaz desde su monasterio. Otorgar a la Virgen del Amor la medalla del mérito policial es una forma de desacralizar el amor sacro, una Virgen gendarme que vigila y reprime el delito y tantas otras Vírgenes revestidas de capitanas generalas de todos los ejércitos, Vírgenes guerreras escoltadas por policías, guardias civiles y legionarios para proteger a la Madre de Dios y pedirle ánimos para matar santamente a los enemigos de la patria, si fuera necesario.

El español cristiano y amante de los toros es el único español que merece este nombre de "privilegio" según Esperanza Aguirre, nuestra "Juana de Arco" cristiana, rejoneadora y torera. En este país de "matamoros" y "matajudíos", hace unas décadas cantaban los estudiantes de muchos colegios religiosos: "Fuera, Fuera protestantes/ fuera de nuestra nación/ Que queremos ser amantes/ del Sagrado Corazón." Hoy, nuestro ministro sacristán cambiaría protestantes por inmigrantes y el amantísimo himno volvería a sonar entre nosotros. Ya escucho sus ecos...

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