Multiplícate por cero

Cierre de oficinas bancarias y daños colaterales

Cuál es el principal motivo por el que ha elegido el banco o caja con el que trabaja? ¿Rentabilidad, seguridad, amplia oferta de productos...? Ahora piense a cuántos metros de su casa está la sucursal –la de Internet, a un paso–. En España, la principal razón por la que históricamente se ha escogido una entidad financiera ha sido la proximidad. De hecho, salimos a una oficina por cada mil habitantes. A bares y sucursales bancarias no nos gana nadie. Aquí no se entiende que haya que recorrer kilómetros –ni siquiera unos cientos de metros– para tomarse una caña o para sacar dinero del cajero. Pero la situación va a cambiar, y no para las cañas.

El Banco de España ha urgido esta semana al sector a que acometa un plan de ajuste que va a suponer ineludiblemente –que lo está provocando ya– un recorte importante de sucursales y de plantilla. El BBVA ha suprimido 139 sucursales en el primer trimestre, Banesto 30, el Popular 70 y prevé cerrar 300 en total entre este año y el que viene... Sólo Santander dice que va a mantener su red actual –y eso porque Botín reconoce que se pasó cerrando oficinas tras la fusión con BCH–. Pero esto no es nada en comparación con lo que tendrán que hacer las cajas, que son quienes de verdad van a tener que cerrar oficinas cuya apertura justificaron en un momento de crecimiento económico pero que en la actualidad han dejado de ser rentables.

En los últimos diez años, las cajas de ahorros han aumentado más de un 40% el número de oficinas y de empleados, mientras que los bancos los han reducido un 10% y un 15% respectivamente. En este proceso han tenido mucho que ver las dos grandes fusiones: Santander con Central Hispano y BBV con Argentaria, lo que provocó que cada una de las entidades resultantes cerrara entre 2.000 y 3.000 oficinas en los tres años siguientes. En estos momentos, las entidades dedicadas a financiación al consumo están cerrando un tercio de sus oficinas; las cajas y algunos bancos puede seguir un ritmo similar.

A sucursal por promoción

El boom inmobiliario comportó la expansión de oficinas. Como setas han estado apareciendo sucursales de cajas de ahorros y bancos junto a cada promoción inmobiliaria. Ahora ya no se venden pisos, muchas de las hipotecas están amortizadas y otras están entrando en morosidad, por lo que todas esas setas se empiezan a quedar sin negocio.

Y como la gran expansión se ha producido en las cajas, la vuelta atrás también se va a concentrar en ellas. En los últimos diez años, las cajas han pasado de 17.582 oficinas a casi 25.000 y de 93.800 empleados a 135.000. Son cifras que superan en ambos casos a los bancos, que cuentan en la actualidad con menos de 15.500 oficinas y 115.000 trabajadores.

Tanto desde el Ministerio de Economía como desde el Banco de España se dice que es un sector sobredimensionado, además de excesivamente apalancado –o sea, muy endeudado– y con riesgos evidentes... pero esto es otro artículo. Así que parece que se abre una nueva vía de destrucción de empleo. En Estados Unidos, esto ya lo han vivido: decenas de miles de despidos en la banca, principalmente de inversión.

Fusiones

En momentos de recesión y para resolver problemas, las fusiones más eficientes son las que se producen entre entidades parejas, porque son las que permiten ahorros de costes mayores. Un ejemplo del que se viene hablando desde hace tiempo es CAM y Bancaja. Los sindicatos dicen estar preocupados, pero no alarmados porque confían en que las bajas que se van a producir no se hagan con medidas traumáticas como despidos, sino con traslados a otras oficinas, prejubilaciones o simplemente no cubriendo las bajas que se vayan produciendo. También reclaman que las cajas que necesitan fusionarse para seguir siendo viables empiecen ya a tomar decisiones y no se pudra la situación.

Así las cosas, los empleados de cajas de ahorros que hayan sido muy agresivas en su política de apertura de oficinas, con un alto riesgo comprometido con el sector inmobiliario, importante crecimiento de la morosidad y candidatas a una fusión, estarán midiendo cuántos cientos de metros les separan. En este caso, la cercanía es un riesgo.

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