Multiplícate por cero

Todos conducimos con freno y marcha atrás

El Gobierno y yo nos parecemos en una cosa: la forma de conducir. Soy la encarnación del estereotipo de la mujer al volante: despistada, sin el menor sentido de la orientación, desconozco el callejero, doy miles de vueltas hasta que encuentro el camino, tan pronto voy deprisa como despacio... En fin, estos y otros muchos defectos que se les ocurran los practico diariamente al volante de mi coche.
Por eso, comprendo perfectamente a los erráticos, indecisos y nada previsores políticos, especialmente los del Gobierno, que en los últimos tiempos están comprobando cómo muchos de sus anuncios pierden fuerza, provocan confusión o se quedan en nada.

A mí me pasa a menudo en el coche, creo que he cogido el camino adecuado y descubro, con total sorpresa, que estoy en una calle desconocida a la que en ningún momento pretendí llegar. El presidente del Gobierno sorprendió en el debate del estado de la nación con un paquete de medidas muy concretas y de impacto que, a la hora de plasmarlas en resoluciones parlamentarias, se han quedado en medidas vagas, descafeinadas o que ni siquiera han conseguido ser aprobadas.
Es lo que pasa cuando vas solo al volante y no tienes la mayoría parlamentaria: para pactar tienes que ceder. Cómo será de incómoda la situación que el secretario general del Grupo Socialista, Ramón Jáuregui, se vio en la necesidad de afirmar que "este barco tiene rumbo, tiene capitán y hay un Gobierno que sabe dónde va", para luego admitir que "falta tripulación" y que el PSOE quiere la ayuda del resto de grupos. Pero tampoco hay que exagerar las consecuencias que puede tener haber rebajado las propuestas para lograr apoyos suficientes, porque estas resoluciones no son vinculantes, es decir: el Gobierno no está obligado a cumplirlas. En realidad, muchas de las resoluciones aprobadas en otros debates del estado de la nación no sirvieron para nada.

Tiempo para negociar

Ahora, por ejemplo, no importa que la resolución parlamentaria sobre la desaparición de la deducción por vivienda a partir de 2011 no establezca un límite concreto de rentas por debajo del cual se mantendrá, ya se fijará cuando el IRPF sea reformado; como su entrada en vigor sería dentro de dieciocho meses, el Gobierno dispone de mucho tiempo para negociar un acuerdo con los grupos parlamentario no socialistas. ¿Y qué pasa con las ayudas directas a la compra de automóvil? La manera improvisada de anunciarlo ha sido fuente de confusión y desconcierto: comprometes a terceros, los gobiernos autonómicos, sin que ellos lo sepan previamente, a hacerse cargo de una parte de los pagos. Finalmente, la mayoría de las autonomías han aceptado el plan sorpresa del Gobierno, pero desde luego la curva era muy cerrada y el coche iba muy deprisa.

Claro que para conducciones erráticas, la que ha hecho el PSOE con la reforma laboral. Una noche pacta con CiU promover una reforma laboral consensuada con sindicatos y empresarios y se levanta al día siguiente con la orden tajante de no votar ese acuerdo. La indignación de sindicatos y de IU explican este volantazo, pero ¿es justificable un freno y marcha atrás tan brusco en la conducción?

Rectificaciones sonadas

De todas formas, esta forma de conducir es más frecuente de lo que se piensa entre los amos del universo y, a veces, resulta hasta beneficiosa. Vamos a utilizar un par de ejemplos recientes: uno, el Santander, que cuando cientos de sus clientes perdieron más de 2.000 millones de euros por la estafa de Madoff, el banco dijo que no les resarciría porque no era responsable del delito, pero después rectificó y les ofreció recuperar la inversión inicial a través de acciones preferenciales de la entidad. Dos, otro giro brusco ha sido el de CEOE con el presidente del Gobierno. Sólo una semana después de que el líder de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, acusara a Zapatero de ser el culpable de la crisis, los empresarios se descolgaron con un comunicado respaldando las medidas anunciadas por Zapatero en el debate sobre el estado de la nación. "Van por buen camino", dijo la patronal. Así que ahora les gusta cómo conduce el jefe del Ejecutivo.

Al final lo importante es saber dónde se quiere ir y llegar allí. ¿Lo hará el Gobierno?

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