Multiplícate por cero

Caseros de los inmigrantes

Mariana dejó dos hijos en Ecuador: uno se quedó con la abuela, el otro está enterrado en un pequeño cementerio, asesinado por un desconocido, según el informe policial. Ella se vino a España para que a su segundo hijo no le faltara lo que no pudo darle al primero: educación, un techo seguro, comida todos los días. Aquí lleva dos años, vive con su pareja en un piso patera y tiene un casero espabilado que le ha doblado el alquiler de la habitación desde que han nacido los mellizos basándose en puras matemáticas: la habitación sigue siendo la misma pero el índice de ocupación se ha multiplicado por dos; es lo que tiene la aritmética.

El casero de Mariana no es alcalde de Vic, pero podría serlo. La intención –ya descartada– de ese ayuntamiento catalán de no empadronar a los inmigrantes sin papeles perseguía dos objetivos, uno electoral y otro económico. Los ayuntamientos y las comunidades autónomas se encuentran en una situación de endeudamiento y ahogo financiero grave. Quitarse demandantes de servicios sociales serviría para mejorar las cuentas públicas. Eso es usar las matemáticas al estilo del casero de Mariana.

Existe el estereotipo del inmigrante como usuario recurrente de los servicios sociales. No falta quien se queja de que ocupan las plazas escolares, llenan las consultas de la Seguridad Social o reciben todas las ayudas sociales. Sin embargo, la realidad es bien distinta: la frecuencia con la que utilizan los servicios sociales es inferior a su peso demográfico; por ejemplo, en la sanidad la mayor utilización se produce a partir de los 65 años, edad que no alcanzan nuestros inmigrantes.

 Es verdad que se trata de una población que está sufriendo más el desempleo y que no dispone de una red familiar para sobrevivir; al contrario, ellos son los suministradores de apoyo económico a los familiares que han dejado en sus países de origen. Por eso, con la crisis, los inmigrantes son o serán más propensos a usar los servicios públicos de asistencia. Más motivo para no suprimirlos.

El debate sobre si aquí cabemos todos o no acaba de empezar. Pero no somos caseros y aquí no vale la pura aritmética.

¿Cuántos somos?

En 2009 había 5.600.000 extranjeros en España sobre una población total de 46,6 millones, según el último Padrón Municipal del INE. Eso supone el 12% de población inmigrante sobre el total de población. En los últimos diez años, el número de inmigrantes empadronados ha crecido un 650%, pero aún no llegamos al 20% que representan sobre la población total en países vecinos.

Ni llegaremos en los próximos años, según los expertos. Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) pronostica que la entrada de inmigrantes se va a ralentizar como consecuencia de la crisis. En concreto, prevé que, hasta 2014, el número de inmigrantes rumanos se reduzca a la tercera parte (20.000 anuales) al igual que los marroquíes (flujo anual de 26.000 emigrantes para 2014). Eso sí, cuando la economía recupere el empuje anterior a la crisis la llegada de inmigrantes también se reactivará.

¿Qué efecto tiene sobre el salario del resto de los trabajadores que haya un colectivo forzado a aceptar sueldos más bajos o donde la temporalidad es la norma? Un estudio del Banco de España señala que, para los inmigrantes que entraran en España entre 1996 y 2000 sin experiencia laboral previa, el salario inicial es alrededor de un 35% inferior respecto al de un trabajador nacional con la misma edad y experiencia laboral. Al cabo de diez años esa diferencia se reduce a la mitad pero no sigue bajando. La competencia salarial y laboral de los inmigrantes no ha tenido impacto en los nacionales porque ha sido complementaria: ocupaban trabajos que los españoles no querían y eran años de expansión económica. En época de crisis las cosas pueden cambiar para los trabajadores no cualificados. La salida fácil es decir que se vayan los inmigrantes; la difícil, evitar la presión a la baja de los salarios y las condiciones laborales favoreciendo la integración y la igualdad en el trato.

 ¿Quiénes se benefician de una inmigración no protegida? A mí me parece que los que aplican las matemáticas como el casero de Mariana.

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