Multiplícate por cero

El espejismo del no déficit

A partir de mañana, no  podrá comprar electrodomésticos a plazo ni utilizar tarjetas de crédito. Si quiere adquirir una casa, deberá pagar al contado, así que ya puede empezar a ahorrar desde hoy y seguir haciéndolo durante todos los meses que le resten de vida. Con suerte, podrá tener su piso en propiedad cuando esté jubilado.

¿Le parece estrambótico? Pues eso es lo que propone Mariano Rajoy para el Estado. En esta carrera por el ajuste fiscal, el líder del PP defiende que se prohiba por ley el déficit público. Eso significaría que el Estado sólo podría gastar en un ejercicio el dinero que ingresara exactamente, ni un céntimo más. Así que si se dispara el paro, como ha ocurrido, y hay que destinar más dinero para pagar las prestaciones por desempleo, el Estado tendría que quitarlo de otro sitio, reducir esos subsidios o aumentar los ingresos, es decir, subir los impuestos. Pero, como sabemos, el Partido Popular propugna bajadas de impuestos, así que...

No tener déficit jamás significaría renunciar a las políticas anticíclicas, renunciar a compensar con el gasto público la contracción de la demanda privada y contrarrestar su efecto negativo en el crecimiento. Significaría no haber fomentado la compra de automóviles que ha permitido mantener la producción y los miles de empleos dependientes de este sector. Significaría que los estados no habrían podido sostener sus sistemas financieros ni utilizar políticas de estímulo. Si no hubiera déficit tampoco haría falta endeudamiento y, por lo tanto, desaparecería la deuda pública (¡vaya!, una bala menos para los especuladores).

En la búsqueda del paraíso antidéficit, el PP no está solo. También Merkel lo ha propuesto, aunque de forma más flexible. Seguro que se pone más difícil tras el engaño húngaro, pero por ahora lo que se nos exige es un ajuste fiscal duro que nos lleve a tener un déficit del 3% del PIB en 2013. Pero aquí también hay clases. Mira por donde, Reino Unido, con una deuda pública 15 puntos superior a la española, no contempla llevar su déficit al 3% ni en 2013 ni siquiera en 2014, que es cuando se acaba el escenario de estabilidad británico con un déficit público del 4,2% del PIB y una deuda pública del 88,7% .

En un ejemplo más de la irracionalidad político-económica, mientras la prima de riesgo español registra máximos históricos –lo que enriquece a los prestamistas, inversores en deuda pública, y empobrece al país–, uno de los principales estudios mundiales sobre la competitividad de las naciones, el World Competitiveness Yearbook,
coloca a España como el país que más rápido logrará reconducir su endeudamiento público al nivel exigido por la ortodoxia comunitaria (60% del PIB). Tras analizar los 17 países con mayor deuda pública, el informe pronostica que Es-
paña volverá al 60% en 2019, mucho antes que Reino Unido o Alemania (ambos en 2028), Francia (2029) o Estados Unidos (2033).

Sin embargo, a los inversores no les basta el ajuste fiscal y, probablemente, tampoco les sacie la reforma laboral. ¿Queda algo más por darle a los mercados, que son los que hoy regulan la política? Seguimos esperando el momento en que sean los parlamentos quienes regulen los mercados.

Más Noticias