Multiplícate por cero

El patio de vecinos de Merkel

Nada hay más tedioso que una junta de vecinos.  Sólo se anima si hay pelea, como en "Aquí no hay quien viva". En la comunidad de mi casa también tenemos vecinos que cubren todos los estereotipos: el que no saluda nunca, el amargao, el chismoso, el tipo de buena voluntad que intenta mediar en el lío y se lleva las bofetadas, el que nunca opina, el jeta moroso... Ahora estamos todos a la búsqueda del descerebrado que raya con una llave los coches aparcados en la cuesta del garaje...(por cierto, vecino, si me estás leyendo, que sepas que te hemos pillao...).

No sé cómo será Angela Merkel con los vecinos de su casa, pero desde luego en esta nuestra comunidad continental, la Unión Europea, cree que es la presidenta de todos, la que manda siempre y sin disimulos. Y la vecina Merkel lo hace porque su pisazo mide el doble y paga más gastos, lo cual le da derecho, por lo visto, a decir a todos los demás lo que tienen que hacer.

Ahora, quiere suspender el derecho de voto a los Estados miembros que "violen gravemente" los principios de la Unión Económica y Monetaria, a saber, que tengan un déficit excesivo. Así que, además de irte mal, te quedas sin voto y ya no pintas nada. Los gritos, afortunadamente, han llegado de muchas partes. Barroso –que cuenta en nuestro patio de vecindad, según Merkel, lo que Emilio, el portero de la serie de televisión– lo encuentra "inaceptable y surrealista". La comisaria Reding ha criticado el ‘pacto de Deauville’ entre Merkel y Sarkozy: "Es suicida pensar en reformar el Tratado de Lisboa. Las reglas no las hacen dos sino 27".

Retirar el derecho de voto tiene mucho, o todo, de antidemocrático, pero no es sólo la canciller Merkel la que lo aplica. De hecho, en muchos otros ámbitos ya se funciona así. Por ejemplo, en España, la nueva ley de propiedad horizontal retiró el voto en las decisiones de la comunidad al vecino moroso.

Otros países han desarrollado todo tipo de limitaciones al voto de sus ciudadanos. Bolivia quita el voto al traidor a la patria; en El Salvador se pierden los derechos de ciudadano por "conducta notoriamente viciada"; en Guatemala, los militares, de entrada, no tienen derecho de voto, igual se hartaron de generalotes... En Honduras, te lo quitan por "ayudar" (?) a un extranjero o a otro gobierno extranjero en pleitos diversos contra el Estado, o por "incitar, promover o apoyar el continuismo o la reelección del Presidente de la República". En México, no votas si eres un vago o un borracho consuetudinario...  Y hay mucho otros ejemplos que no merecen más comentarios.

Y luego tenemos el caso de los votos que valen más que otros. En España, por aplicación de la Ley d’Hont y otras exigencias, socialistas y conservadores consiguen un escaño con 66.000 votos mientras a IU le cuesta siete veces más. En la UE, está claro que unos países pueden más que otros.

Merkel puede tener sus razones económicas para querer modificar el Tratado de Lisboa pero debería recordar las palabras de Charles Bukowski: "la diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes".

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