Multiplícate por cero

No te lleves el Scatergories

Los analistas de bolsa, los economistas y los periodistas financieros son unos tipos curiosos. Intentan decir cosas lógicas sobre los precios de las acciones y siempre tienen problemas. Tratan de aplicar el razonamiento lógico y mirar el comportamiento de las acciones cotizadas desde un punto de vista racional. Se escuchan, se citan unos a otros, se retroalimentan con las explicaciones que uno da y el de allá repite. Y hacen todo eso para intentar ver racionalidad en un mundo irracional y errático, como es la bolsa. De hecho, incluso aceptamos "bolsa" como indicador infalible del estado de la economía del país, igual que aquel grupo de amigos aceptaba "pulpo" como animal de compañía, sólo para que el tipo no se llevara el Scatergories.

Dentro de la histeria que se desató el lunes negro, había voces sensatas como la de Ram Bhavnani, inversor multimillonario que decía, en una entrevista en Público, que el pequeño inversor debía tener paciencia y no salir de la bolsa. Dos días después la bolsa repuntaba con la mayor subida de la historia del Ibex.

En España, unos cinco millones de hogares invierten directa o indirectamente en bolsa, a través de planes de pensiones o fondos de inversión. Sin embargo, la exposición a los vaivenes bursátiles afecta sólo al 25% de su ahorro familiar, al contrario que en EEUU donde la mitad del ahorro está en los mercados.

La bolsa es vista con mucho recelo por algunas prácticas deshonestas –incluso ilegales– que se producen con más frecuencia de lo que se piensa. Como el uso de información privilegiada y la difusión de rumores interesados para ‘calentar’ un valor, contra los que habría que actuar de forma más contundente.

¿Por qué la bolsa no es un mundo racional? Porque una persona racional compraría acciones hoy si resultara evidente que fueran a subir mañana; y vendería esas acciones si lo que esperara fuera una bajada. Pero eso significa que cualquier predicción sobre que las acciones subirán mañana será errónea, ya que ocurrirá lo contrario: las acciones aumentarán hoy porque la gente las comprará hoy y las seguirá comprando mañana hasta el día en que ya no sean tan baratas como para que sigan subiendo al día siguiente.

Un inversor racional debería poder anticiparse a cualquier movimiento predecible de la bolsa o de una acción en concreto, pero si todos los inversores fueran racionales no habría ningún movimiento predecible, porque todo lo predecible debería ser rápidamente aprovechado y las tendencias, anticipadas. Como en realidad los inversores no son capaces de anticipar esas tendencias y predecir los movimientos, estamos ante un mercado irracional.

Imprevisible e irracional

¿Qué ocurre para que no todo sea predecible, analizable desde un punto de vista racional, en la bolsa? Como dice el columnista de "Financial Times" Tim Hartford, lo que de verdad mueve el mercado bursátil no son las tendencias de fondo -las racionales, previsibles- sino las noticias imprevistas e imprevisibles. Eso quiere decir que, ya que en el mercado hay noticias impredecibles, los precios de las acciones y los índices deberían cambiar de forma aleatoria, o sea, que todos esos valores tienen las mismas probabilidades de subir que de bajar en cualquier momento.
Eso es lo que ocurre en el corto plazo. Pero lo que ha pasado es que la bolsa a largo plazo sí es un mercado racional tiene siempre una tendencia alcista de fondo –es lo racional, ya que las empresas, en general, trabajan mejor, y son más valiosas hoy que hace treinta años, y dentro de treinta años serán mejores que hoy–, pero con movimientos aleatorios, incluso muy bruscos, en esa tendencia. Así que tenemos un mercado que debería subir, en promedio, con el paso de los meses, de manera que sea competitivo en comparación con otras inversiones, como meter el dinero en una cuenta a plazo, al margen de la aleatoriedad que una mezcla de tipos racionales e irracionales –analistas, gestores de fondos, economistas, periodistas– inyectan en la tendencia básica. De hecho, los análisis muestranq ue mientras en los últimos 25 años, en la cuarta parte de las inversiones bursátiles a un año se perdió dinero; si la inversión se mantuvo diez años resultó rentable en el cien por cien de los casos.

¿Y quiénes mueven las bolsas? Hay tres tipos de agentes: los administradores de fondos de inversión, los gestores de carteras privadas y los propios pequeñísimos accionistas que actúan por sí mismos. Los que cuentan realmente son los primeros, que administran fondos –los grandes actores de las bolsas– y tienen incentivos dispares por administrar esos fondos: si deciden adoptar un punto de vista distinto al resto, ganarán clientes y mucho dinero si tienen éxito; pero si no tienen éxito, perderán su trabajo. Consecuencia: es más seguro hacer lo que todos, seguir al rebaño. De hecho, a los administradores de fondos, en especial a los más importantes lo que se les exige es replicar el índice bursátil. Otros, es cierto, intentan batir ese índice o van a contracorriente.

Tres consejos

Como los ciudadanos corrientes no son grandes administradores de fondos, ni economistas, ni analistas financieros no estaría de más que, cuando vean que todos nos ponemos histéricos y creamos que llega el Armageddón con los grandes movimientos en bolsa, recuerden tres consejos básicos: si te interesa la bolsa, invierte sólo el dinero que no necesites; nunca pidas un crédito para comprar acciones, y mantén tus expectativas siempre a muy largo plazo. Asi, es imposible fallar: recuerda que la bolsa es irracional, histérica, a corto plazo, pero bastante fiable a largo.

La última semana ha sido una auténtica montaña rusa y ha puesto a prueba los nervios de los inversores más templados: hoy me hundo, ahora subo y después vuelvo a bajar. Una demostración de lo que es estar abajo o arriba que para sí hubieran querido en Barrio Sésamo. Pero sigamos el consejo de los expertos y no nos pongamos histéricos porque a la montaña rusa le quedan muchas vueltas.

RAM Bhavnani recomendó paciencia, y el Ibex subió

Dentro de la histeria que se desató el lunes negro, había voces sensatas como la de Ram Bhavnani, inversor multimillonario que decía, en una entrevista en Público, que el pequeño inversor debía tener paciencia y no salir de la bolsa. Dos días después la bolsa repuntaba con la mayor subida de la historia del Ibex.

Cinco millones de familias invierten en bolsa

En España, unos cinco millones de hogares invierten directa o indirectamente en bolsa, a través de planes de pensiones o fondos de inversión. Sin embargo, la exposición a los vaivenes bursátiles afecta sólo al 25% de su ahorro familiar, al contrario que en EEUU donde la mitad del ahorro está en los mercados.

Puntos negros: la información privilegiada y los calentones

La bolsa es vista con mucho recelo por algunas prácticas deshonestas –e ilegales– que se producen con más frecuencia de lo que se piensa. Como el uso de información privilegiada y la difusión de rumores interesados para ‘calentar’ (subir)un valor, contra los que habría que actuar de forma más contundente.

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