Multiplícate por cero

El derecho de los autónomos a los 400 euros

Hans Andersen, zapatero remendón en Odense, Dinamarca, era pobre, enfermizo, torpe y desgraciado. Una de sus dos alegrías era la lectura, especialmente los cuentos. La otra era su hijo, Hans Christian, a quien adoraba. El niño era retraído, tímido, feo, asustadizo, igual de torpe que su padre y pésimo estudiante en su escuela para pobres, malo en lectura, escritura y matemáticas. Estampillando suelas de zapato y sentado a los pies de su cama, Hans le leía a Hans Christian todas las noches un capítulo de Las mil y una noches. Navegando con Simbad o imaginando fantasías con Sherezade, padre e hijo enterraban la sordidez de su vida, olvidaban también la desolación por su familia rota: abuelo loco y vagabundo, madre alcohólica y supersticiosa... Muerto Hans Andersen, con tan solo 34 años, Hans Christian tuvo que salir adelante. Lo intentó primero montando espectáculos de títeres, como obrero textil, como actor de teatro... Hans fue un tipo que realmente pasó penurias. Pero salió adelante y consiguió triunfar. De hecho, el mundo le recordará siempre como el mayor autor de cuentos de todos los tiempos. Su alegoría autobiográfica, El patito feo, el mejor y más conocido cuento infantil que ha existido, es un dolido alegato contra la discriminación: del huevo salió, tarde, un pato que no era como los demás, sino lento, torpe y estúpido, por todos sus hermanos despreciado y expulsado del corral... Pero, al final, resultó ser el ave más espectacular y admirada del lago: el cisne.

Esto también es lo que hay en la actualidad: el zapatero remendón, un empresario autónomo pobre, y el hijo, un cuentacuentos, primero asalariado y luego autónomo, eran cisnes. En España, los autónomos han sido hasta ahora los patitos feos de la economía: menos derechos, muchos no saben cuánto ganarán al mes siguiente, imposibilidad de dejar de trabajar si caen enfermos, y muchas otras cosas. Con la aprobación el año pasado del Estatuto del Trabajador Autónomo se ha intentado corregir algunas de estas deficiencias.

Discriminación

Y ahora resulta que una promesa electoral vuelve a plantear la discriminación entre el trabajador asalariado y el autónomo. Los 400 euros de deducción fiscal en el IRPF anunciados por Zapatero si el PSOE gana las elecciones no serán para los autónomos... por ahora. ¿La razón? Los que han diseñado la medida argumentan que los 400 euros son para mitigar el efecto de la subida de precios y del aumento de la hipoteca en los ciudadanos; como los autónomos pueden repercutir la inflación en los gastos, no resultan tan perjudicados como los asalariados. Para entender este razonamiento hay que recordar que la forma de tributar en el IRPF es distinta para los asalariados que para los autónomos y que el rendimiento medio declarado en el IRPF por los trabajadores dependientes es entre un 50% y un 100% superior al de actividades económicas. De forma muy resumida: mientras los primeros tributan por su sueldo, los segundos lo hacen por una de dos vías: ingresos menos gastos o, si están en el régimen de módulos, por un rendimiento preestablecido por Hacienda que hace años que no se actualiza con la inflación. Este sistema de módulos es anacrónico y no refleja realmente cuáles son los ingresos de sus contribuyentes.

Pero una discriminación fiscal no se soluciona con otra. Y cientos de miles de autónomos no utilizan los módulos. Por lo tanto, si el sistema de módulos está mal concebido, cambiémoslo o eliminémoslo. El que los autónomos puedan repercutir la inflación a través de los gastos tampoco es suficiente razón; primero, porque no es así siempre (por ejemplo, los que declaran por estimación objetiva simplificada no pueden hacerlo), y segundo, porque no todos los autónomos han podido subir sus precios a la vez que sus gastos. Y si los 400 euros son para mitigar la subida –en unos 480 euros– de las hipotecas ¿cuántos autónomos están pagando la hipoteca de su casa?

No obstante, de los tres millones de autónomos que existen, entre medio millón y un millón sí podrán recibir los 400 euros en sus retenciones: son los autónomos que, a la vez, están asalariados. Aún así, quedan más de dos millones que son contribuyentes y votantes. Por eso, es previsible que el PSOE modifique su planteamiento y también les dé este beneficio fiscal u otro similar.
Llegados a este punto, es el momento de decir no. No a los 400 euros, no a los 1.000 euros para las mujeres trabajadoras, no a los 16.000 euros de no se sabe qué (¿mínimo exento, obligación de declarar..?). Pero hay que decir sí a conocer las propuestas de reforma fiscal de los partidos políticos. No se trata de que no se puedan hacer ofertas fiscales para ganar votos, la campaña electoral está para eso, para presentar los programas de gobierno. Pero a los ciudadanos se nos está escamoteando la jugada. No basta con decir que se bajarán los impuestos. Debemos saber cómo y con qué consecuencias y coste.

Tanto el PSOE como el PP o cualquier otro partido deben plantear a los ciudadanos la reforma completa que defienden y no medidas aisladas o parciales. Otra cosa sería engañarnos.

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