Mundo Rural s.XXI

El monocultivo del eucalipto: La única política forestal existente en Asturias

José Manuel Lago Méndez. Guarda del Medio Natural del Principado de Asturias y miembro del Consejo Forestal de Asturias

Las tres cuartas partes de la madera que se extrae en Asturias es de eucalipto; la mayoría de las repoblaciones forestales que se ejecutan son con eucaliptos; la única superficie arbolada prevista en el Plan Forestal que se cumple después de quince años de vigencia del mismo es la del eucalipto... En cambio, la producción del sector forestal asturiano es escasa en maderas nobles de alto valor añadido como el roble, el castaño o el cerezo que, por ello, se importan en más de un 80% de países vecinos como Francia o Portugal. Ésta es la única realidad que, a día de hoy, tenemos en la política forestal asturiana, diseñada y ejecutada por el gobierno regional socialista en connivencia con el lobby del eucalipto.

Se estima que el eucalyptus globulus ocupa actualmente la quinta parte del territorio arbolado en nuestra comunidad autónoma, reemplazando a la práctica totalidad de los bosques en determinadas zonas como el área costera. En estos momentos, hablamos ya de 60.311 hectáreas de plantaciones de eucaliptos según el último Inventario Forestal Nacional: es decir, la superficie prevista para el año 2053 por el Plan Forestal de Asturias. Pero el Gobierno autonómico aún no está satisfecho, pues acaba de saltarse la barrera de las 61.838 hectáreas de eucaliptos fijadas como límite por el Plan Forestal para el año 2060, autorizando la plantación de 7.000 nuevas hectáreas de eucaliptos.

Sin duda, el eucalipto genera riqueza y empleo en el mundo rural. Obvio es también que necesitamos la madera de celulosa. Por lo tanto, resulta obvio que necesitamos el eucalipto (loco estaría quien lo negara). Pero, ¿cuánto, dónde y cómo? Esa es la cuestión sobre la que debemos reflexionar: la racionalización de sus plantaciones.

Dejando al margen los impactos que las grandes extensiones de eucaliptales originan sobre el medio –y que son de sobra conocidas en forma de pérdida de biodiversidad florística y faunística, acidificación y desecación de suelos, empobrecimiento paisajístico, aumento exponencial del peligro de incendios, etcétera– no podemos olvidarnos de los aspectos socioeconómicos y de los riesgos que puede entrañar una economía forestal basada en un monocultivo. Lo aconsejable desde un punto de vista de la racionalidad económica sería apostar por la diversificación de la estructura del sector forestal y del aprovechamiento de la madera. Una crisis en el mercado del eucalipto, causada porque el mercado de papel o del eucalipto encontrara competidores en el extranjero –nada desdeñable en los actuales tiempos de globalización y volatilidad económica–, dejaría al sector en una situación muy complicada. Revertir esa ultraespecialización en el sector forestal asturianosería una vuelta atrás casi imposible de realizar, pues el efecto de los eucaliptales sobre los suelos y los territorios es en cierto modo irreversible, pues compromete el futuro del terreno donde se planta por muchas generaciones, resultando su reconversión en otro tipo de bosque o plantación de un coste y dificultad muy difíciles de asumir. Por otra parte, las grandes extensiones de cultivos de eucalipto son incompatibles con el paisaje tradicional asturiano, el cual necesitamos, entre otras cosas, para atraer un turismo cada día más exigente.

Como conclusión final podemos constatar que varias décadas después de ingente obra repobladora "eucaliptal" apenas han mejorado las rentas de las comunidades locales, mientras que con el apoyo de los poderes públicos (declaración de la industria papelera de interés nacional, subvenciones a la investigación de especies de crecimiento rápido, subvenciones a la mecanización, etc.) se beneficiaron principalmente los intereses de la industria papelera y de los grandes propietarios particulares. Mientras tanto, el eucaliptal –como todo monocultivo– nos introduce en una política económica extractivista de dependencia productiva y sobreexplotación del medio.

 

 

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