Jódete y baila

Amy

Los magnates de la industria musical  han conseguido lo que querían. Amy ha muerto y su disco póstumo será, previsiblemente, un exitazo que colocará a la cantante en el olimpo de los mártires del rock. El crack da incluso más pasta de lo que pensábamos, y la arcada que provoca la droga al probarla por primera vez no será nada en comparación con la que nos provoca la camarilla que ha utilizado la vida íntima de la pobre chica para vender discos.

La progresiva transformación en mito de quien antes era su bufón dará  más sentido todavía a la frase punk por excelencia: "Muere jóven y deja un cadáver bonito".

Amy Winehouse, la prodigiosa voz que resucitó el soul y que nos deja como legado dos brillantísimos discos, ha alimentado con excesos y escándalos la caja de los que se supieron aprovechar de sus debilidades. La chica indomable estaba enferma, y aquí en Galicia las enfermedades no se curan con vodka sino ofreciendo tu alma a Nosa Señora do Corpiño.

Jim Morrison, Janis Joplin, Kurt Cobain o Jimmy Hendrix han muerto a su misma edad (27 años), dato que nos la suda, porque de morir joven, morir a los 33 como Jesucristo.

Ve por la sombra...

 

 

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