Jódete y baila

Fui a Gandía y me acordé de ti

Hace unos días regresamos de Gandía, donde estuvimos grabando durante una semana lo que será nuestro próximo disco. No fue fácil: tuvimos que madrugar, pelearnos con el técnico, amenazarnos entre nosotros y beber mucha cerveza barata. Aun así lo conseguimos y regresamos a casa sanos y salvos. A continuación os contamos toda la verdad.

Era domingo y salimos del aeropuerto de Lavacolla limpitos, aseados y con una resaca considerable, porque en vísperas de las grandes citas nos gusta templar un poquito los nervios en nuestros bares de confianza -aunque no sé por qué extraña razón siempre acabamos cerrando la última discoteca del pueblo-. Llegamos a Manises -aeropuerto de Valencia- a media mañana, nos tomarnos un vermú con chorro de sifón, por eso de que hay que regular la acidez estomacal que provocan los vuelos low cost, y nos fuimos directos a Gandía cantando eso de: ¡Maníiiiii!, si te quieres (...) cómete un cucuruchito de maníiii... No paramos de silbar los grandes éxitos de Antonio Machín en los seis días que duró la grabación.

Nos priva lo exótico y hay pocos lugares en España tan exóticos y extravagantes como la costa levantina, donde está Gandía. El exceso de palmeras, paseos marítimos, discotecas de techno llenas de cristianos ronaldos e ingleses rojitos como centollos, fue nuestra verdadera fuente de inspiración.

Cuando llegamos al pueblo valenciano, los señores del estudio nos tenían preparado un pisito para pernoctar. El problema fue que nos lo encontramos hecho un Cristo: platos sucios, comida caducada, restos de limones en vasos de cubata... Al día siguiente nos dijeron que el último que había dormido allí había sido Coque Malla. ¡Menudo guarrete! Tras adecentarlo un poco y cenar un vasito de leche con galletas María, nos metimos en cama amenazándonos con navajas de afeitar los unos a los otros -¡si mañana no tocas bien, te mato, mindungui!-.

Contunuará...

Más Noticias