El socialismo es republicano

Por gobernar, todo vale

Lamentable espectáculo político, capitulo tras capitulo, estamos presenciando en la consecución de un gobierno. En esta lucha por alcanzar el poder, las convicciones son entelequias y las promesas electorales papel mojado. Las tan socorridas líneas rojas se han desdibujado en el sinuoso camino de la ambición desmesurada. Los protagonistas no dudan en desdecirse, confundir, engañar, retractarse, aliarse con los, antaño, contrincantes políticos y mentir. Parece que todo vale.

En un primer momento asistimos, anonadados, a esa infantil etapa de la amistad. Si eres amigo de Ciudadanos entonces Podemos no quiere estar. Si eres amigo de Podemos entonces será Ciudadanos el que no quiere estar. Si eres amigo del Partido Popular entonces el Partido Socialista Obrero Español y Podemos tampoco quieren estar. Superada esta etapa, hemos asistido perplejos a varios sucesos o negociaciones dignas de los mejores guiones de la industria cinematográfica. Rajoy hablando de implantar medidas contra la corrupción mientras mete en el cajón los papeles de Bárcenas, las peticiones parlamentarias sobre información del Caso Gürtel y Púnica o más recientemente a Rita Barberá y el entramado valenciano. Claro que ante el posible "cachondeo" parlamentario Rajoy ha enviado a Sánchez, a Rivera y a Iglesias una advertencia. Cualquier alianza que confeccione un gobierno en minoría sin la presencia del Partido Popular conllevará que éste, el Partido Popular, haga inviable la gobernabilidad. Mientras tanto, y de cara a la galería, los asesores de Rajoy le conminan a mantener contactos con los otros líderes. Tener la agenda vacía y que vean que no se mueve ni negocia es malo para la imagen mediática. El Partido Popular, como otros partidos políticos, dice y decide en función de lo que las encuestas les dicen que deben decir.

Ciudadanos reclama como elemento crucial para pactar con el Partido Socialista Obrero Español "un marco constitucional actualizado que garantice la igualdad real de todos los españoles en una España unida" y recalca "si quieren llegar a un acuerdo se van a tener que mojar. No admitiremos un documento ambiguo". Mientras, Podemos reclamaba, en un primer momento, el derecho de autodeterminación, que las distintas regiones puedan votar, en un referéndum, su continuidad dentro del país, reconociendo a España como un "Estado plurinacional". Estas pretensiones fueron expuestas antes de perder el control de partidos como Comprimís, En Marea y En Comú. En la actualidad, Pablo Iglesias sólo controla a 39 diputados y su discurso se ha flexibilizado. Ha pasado de decir que "no estaría dispuesto a formar parte de un gobierno que no presidiera" a solicitar la vicepresidencia sin haber hablado con Sánchez porque cómo él ha explicado le corresponde primero al Rey conocer su decisión por una cuestión de lealtad institucional y eso que en el año 2014 dijo en un programa televisivo, que puede verse en la hemeroteca, "si el señor Felipe de Borbón quiere ser jefe de Estado que se presente a las elecciones" recordando que "la monarquía está vinculada a la corrupción".

Esta predisposición a la ambigüedad y al doble juego parece ser la tónica en todas estas negociaciones. Sánchez en el programa electoral prometía "derogar la Ley de Seguridad Ciudadana", conocida como Ley Mordaza. Ahora, en el documento de pacto propone "reformarla", revisando sólo algunos puntos concretos. Asimismo, tanto Sánchez como Rivera coinciden en flexibilizar el objetivo del déficit, la reforma electoral, el pacto educativo y aunque la idea del PSOE de reducir la contratación laboral a tres modalidades no coincida con la promesa electoral del contrato único de Ciudadanos las "negociaciones" prosperan.

También Rivera parece haber olvidado el "pacto de caballeros", que Sánchez no quiso poner por escrito, durante las negociaciones para configurar la mesa del Congreso de los Diputados, que el presidente del Congreso no fuera del "mismo color político" que el Gobierno. Si Pedro Sánchez gobierna, Patxi López debe abandonar el cargo. Mesa que, a la vista de las "negociaciones", ha rectificado, por unanimidad, sacar a los diputados de Podemos del "gallinero", como ellos lo denominaron, para reubicarlos. Tanto los protagonistas del posible pacto de gobierno como muchos de sus acólitos tienen la convicción de Groucho Marx cuando dijo "estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros"

Otro ejemplo es ver a Sánchez presentando las 40 medidas a las que se compromete si llega a la Moncloa donde se habla de acabar con las llamadas puertas giratorias mientras la prensa publica que Trinidad Jiménez, ex ministra socialista, entrará por la puerta giratoria en el Consejo asesor internacional de Telefónica ocupando la vacante dejada por Rodrigo Rato que cobraba 200.000 euros.

Decía Quevedo "las palabras son como monedas que una vale por muchas como muchas no valen por una". Mientras el país presencia esta lucha por el poder, donde las incoherencias son la tónica general y los intereses particulares sus verdaderas preocupaciones, los españoles vemos los relámpagos de un próximo Lehman Brothers y esperamos con temor el trueno del Deutsche Bank. Hace tres años, los analistas económicos alertaron de la alta exposición, del principal banco privado de Europa, a los derivados financieros: 75 billones de dólares, una suma que supera 20 veces el PIB de Alemania y 5 veces al de la zona euro. Las acciones se han hundido un 40 por ciento en lo que va de año y más del 95 por ciento desde 2008. Acciones que han caído desde los 180 euros en el 2008 a los 13 euros en 2016, una caída del 95 por ciento. No se trata de un hecho aislado, otros bancos han sufrido caídas. El sistema financiero está en caída libre. Como Dani Rovira dijo en los Premios Goya "Nos liamos, nos liamos, y al final Antonio Resines termina presidiendo el Gobierno"

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