Extraños Delincuentes

El tribunal que imitó a Gila

Gila, aquel gran humorista, aseguraba en uno de sus ‘sketchs’ que él detenía a los asesinos a golpe de indirectas. "Alguien ha matado a alguien" soltaba con cierto sonsonete cada vez que pasaba junto al sospechoso. Y así, hasta que éste se derrumbaba y confesaba el crimen.Salvando las distancias que hay entre un escenario teatral y un palacio de justicia, el pasado 9 de julio, tres magistrados de la Audiencia Provincial de Madrid parecieron querer imitar la ‘infalible’ táctica del célebre humorista del teléfono negro al dictar un auto en el que informaban que la Policía había localizado en su escondite mexicano al presunto coautor de un homicidio cometido once años antes y que, por ello, les iban a autorizar para ir a detenerlo. Entre los destinatarios de dicho documento judicial -en el que se leía textualmente el detalle de que "el acusado podría encontrarse en Méjico y más concretamente en Cancún o alguna localidad cercana"- estaba, paradójicamente, el propio abogado defensor del fugitivo. Averigüen que pasó. Elemental. El huido captó la ‘indirecta’ y le faltó tiempo para poner tierra y un océano de por medio.

De hecho, poco antes de que los agentes se dispusieran a saltar el charco para arrestarlo, David Lozano Martínez, que así se llamaba el fugitivo, emprendió por sorpresa viaje a España, donde llegó a mediados de agosto camuflado tras un pasaporte falso. Una vez aquí, Lozano, al que se le buscaba como presunto coautor de la muerte en 1999 de un portero de discoteca en Madrid, se refugió en Benalmádena (Málaga). La Policía, que se enteró de que el fugitivo había volado de Cancún, tuvo entonces que empezar de nuevo la investigación para su localización. Pinchó los teléfonos de la familia y, finalmente, en septiembre lo localizó mientras se tomaba una copa tranquilamente en un local de la costa malagueña. Eso sí, los agentes se dejaron entonces de indirectas al estilo Gila, y tiraron de método tradicional: grilletes y a la cárcel.

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