Otras miradas

No es ciudad para pobres

Carlos Huerga

Carlos Huerga

Ingeniero y activista de PAH Madrid

Aunque se suele decir que de Madrid se va al cielo, lo cierto es que no es una ciudad fácil: respiramos una contaminación que apodamos "la boina", sufrimos dificultades extraordinarias para acceder  a la vivienda, pagamos dos veces por que nos recojan la basura y así un largo etcétera. Todos estos males empeoran nuestra calidad de vida, pero casi nos pasan desapercibidos cuando nos recuerdan nuestra mayor vergüenza: tener una alcaldesa puesta a dedo, Ana Botella.

Una alcaldesa que no se ha enfrentado a unas elecciones como candidata a la alcaldía. Sin miedo a hacer el ridículo cuando nos representa a los y las madrileñas frente a todo el planeta. Sin vergüenza para lanzar perlas como que los parados se encarguen de los servicios públicos. Sin capacidad para gestionar una ciudad como Madrid.

Tal es el desastre de la gestión de esta ciudad que la deuda del Ayuntamiento supera los 7.000 millones de €. Es un nivel de endeudamiento elevadísimo: tengamos en cuenta que la de Barcelona, segundo Ayuntamiento más endeudado, no llega a los 1.200 millones. Y como sabemos, la deuda se paga muy cara: expolio del patrimonio público, recorte en servicios y prestaciones, precarización de trabajadores municipales y de las contratas, etc. La gestión de tres derechos fundamentales que actualmente están de actualidad debido a su pésima situación representan muy bien a lo que me refiero: vivienda, transporte y limpieza.

Vivienda.

El acceso a la vivienda, así como los desahucios, es un problema generalizado en todo el país. Sin embargo, en nuestra ciudad la situación es particularmente grave. Uno de los elementos que lo explican y que es  especialmente sangrante depende del Ayuntamiento: la gestión de la vivienda pública municipal.

Ana Botella está llevando a cabo el desahucio de familias que viven en casas de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) para poder venderlas a fondos buitres. Dicho de otra manera: echa a la calle a gente con problemas de inserción social de viviendas que son propiedad pública, para vendérselas a precios muy bajos a los inversores financieros responsables de la crisis.

Transporte.

La Empresa Municipal del Transporte (EMT), junto con la EMVS, es una de las mayores empresas públicas del Ayuntamiento de Madrid. Hasta hace tres años era una empresa que daba beneficios. Hoy prevé unas pérdidas de 9 millones de € por cuestiones ajenas a su funcionamiento: 7,8 millones de deuda dejada por la empresa encargada de la gestión de la publicidad (Publisistemas) y la devaluación del solar de las antiguas cocheras de Buenavista. Resultado de una pésima gestión. Solución propuesta: por una parte, un ERE que afecta a 502 trabajadores; y por otra, escoger entre la  disolución o la privatización del servicio.

Limpieza.

Una de las frases más célebres de Ana Botella, con el permiso del "relaxing cup of café con leche", es que "nos hemos acostumbrados a un nivel de limpieza muy alto". Esta declaración  no fue más que el preludio del recorte del 27% en la dotación para la limpieza de Madrid. No es solo que nos gastemos millones de euros en presentarnos a unas olimpiadas y no tengamos para limpiar las calles. No es solo que con una cuarta parte menos de recursos dedicados, el servicio que van a obtener los ciudadanos se vaya a ver gravemente afectado. El problema es, además, que esto se iba a traducir en un ERE que afectaba a 1134 trabajadores.

Afortunadamente, la ejemplar huelga de los trabajadores de limpieza de Madrid ha conseguido, tras trece días de lucha, echar atrás el recorte en sus condiciones laborales, lo que también supone un mejor servicio para los y las madrileñas. Mientras se daba esta huelga, era asombroso ver cómo la Calle Serrano no tenía apenas basura y barrios como Lavapiés tenían sus contenedores desbordados. Todo esto, contratando una empresa para que llevara a cabo la limpieza y así suplantar a los trabajadores en huelga.

Venta del patrimonio municipal a fondos buitre, privatización de servicios públicos fundamentales por la mala gestión de una empresa o, simplemente,  la preocupación por mantener limpias las calles de "los que te dan votos" en plena huelga de limpieza, muestra el modelo de ciudad que Ana Botella busca.

Afortunadamente, existen iniciativas como la Plataforma de Afectados por la Vivienda Pública y Social (PAVPS), la ejemplar huelga de barrenderos o la joven iniciativa Madrid en Transporte Público, que tratan de hacer que esta ciudad sea para todas. Por el momento, estas iniciativas son más que necesarias, porque nuestro ayuntamiento trabaja a conciencia para que Madrid no sea una ciudad para pobres.

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